La problemática del alquiler en España es compleja y estructural, afectando tanto a inquilinos como a propietarios. La falta de oferta ha elevado los precios, incrementando el riesgo de impago.
Ante este escenario, muchos arrendadores exigen garantías adicionales como seguros de impago, depósitos extra o avalistas.
Desde el punto de vista jurídico, el aval solidario es una de las fórmulas más comprometidas. Implica que una tercera persona, el avalista, responde con su patrimonio presente y futuro por las obligaciones del inquilino frente al arrendador.
Obligaciones que cubre un avalista solidario
El avalista puede llegar a garantizar:
- El pago de la renta.
- Suministros (agua, luz, gas).
- Daños a la vivienda.
- Costas judiciales si hay litigio.
Asume así la misma responsabilidad que el arrendatario, sin necesidad de que este incumpla previamente.

¿Qué significa “solidario”?
En un aval solidario, el arrendador puede reclamar directamente al avalista el 100 % de la deuda, sin agotar antes las vías con el inquilino, como ocurriría con un aval simple.
Riesgos reales de ser avalista solidario
Aceptar este papel implica riesgos considerables:
- Embargo de bienes si el inquilino no paga.
- Inclusión en ficheros de morosos.
- Daño al historial crediticio.
- Responsabilidad con todo el patrimonio y durante toda la vigencia del contrato, incluidas prórrogas.
Ser avalista solidario supone una carga económica directa si el arrendatario incumple.
¿Cómo se formaliza un aval solidario?
Según el artículo 1822 del Código Civil, debe constar por escrito, bien como cláusula en el contrato de arrendamiento o en documento aparte firmado por arrendador, inquilino y avalista.
Debe quedar claro el carácter «solidario» del aval, sus límites y vigencia.
¿Puede el avalista liberarse del aval?
No puede hacerlo unilateralmente. Solo dejará de estar obligado si:
- El contrato fija un límite de duración para el aval.
- Se firma un nuevo acuerdo aceptado por el arrendador.
El compromiso del avalista continúa incluso si cambia de opinión, salvo pacto contrario.
Cómo protegerse antes de firmar un aval solidario
Antes de firmar, conviene tomar precauciones:
- Verificar la solvencia del inquilino.
- Solicitar y revisar el contrato de arrendamiento.
- Consultar con un abogado especializado.
- Negociar límites: duración, cantidad máxima, exclusión de prórrogas.
- Establecer un contrato de contragarantía con el inquilino.
Es fundamental conocer todos los riesgos antes de comprometerse como avalista solidario.
Alternativas al aval solidario
Hay otras fórmulas legales para garantizar un alquiler:
- Fianza legal (un mes de renta).
- Depósitos adicionales pactados.
- Seguro de impago de alquiler.
- Aval bancario (con fondos bloqueados).
El aval solidario es útil, pero debe firmarse con cautela. Aunque es legal y frecuente, supone una gran responsabilidad personal. Si el inquilino incumple, el avalista responde con su patrimonio, aunque podrá después reclamar lo pagado judicialmente.
Tiene derecho de repetición según el artículo 1837 del Código Civil, pero el daño ya puede estar hecho.
Firmar un aval puede implicar riesgos legales importantes. Por eso, si decides asumir ese papel, contar con protección jurídica adecuada es clave. El Seguro de Hogar MAPFRE incluye la cobertura de Defensa Jurídica, que te ofrece asesoramiento legal especializado y la representación necesaria en caso de reclamaciones o conflictos derivados del alquiler.