Factores políticos que afectan a una empresa
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Las compañías siempre han sido vulnerables a aspectos como la competencia y los cambios tecnológicos, y, desde hace un tiempo, se enfrentan también a riesgos procedentes del entorno político. En el mundo actual, los cambios políticos se producen a una velocidad y complejidad cada vez mayores, y no está claro su impacto en la actividad empresarial y cómo deben ser gestionados.
El escenario en el que las empresas desarrollan sus modelos de negocio ha sufrido muchas transformaciones en los últimos 70 años. Situaciones como la guerra comercial de Estados Unidos y China, los movimientos hacia la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) -el temido Brexit-, o la incertidumbre electoral que sufren países como España tienen su reflejo en la actividad corporativa. El retraso en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado, en los que las empresas cuentan con un papel relevante como contratistas de la Administración, genera tensiones de tesorería en el sector privado.
Según el estudio Political risk and corporate performance: Mapping impact, elaborado por la firma de servicios profesionales EY, la incidencia de la inestabilidad política en el mundo no había sido tan elevada desde la Segunda Guerra Mundial. Concretamente, la firma de auditoría y consultoría detecta un aumento muy importante de las barreras a la inversión y al comercio, así como unos niveles muy bajos de cooperación entre los gobiernos y los partidos de la oposición e intervenciones comerciales discriminatorias.
Áreas más afectadas
El aumento de la incertidumbre política tiene un impacto material en las empresas a corto, medio y largo plazo, ya que repercute directamente en aspectos como la facturación, la producción y la operativa diaria. Áreas como la I+D, la seguridad, las finanzas, el cumplimiento normativo, la gobernanza o la reputación también sufren el efecto de la inestabilidad.
El riesgo político afecta al comportamiento del consumidor e impacta en el coste de los seguros, en las estrategias de gobierno corporativo y asuntos públicos, en la atracción y retención del talento, en la incidencia de la corrupción y en el fraude, entre otros factores.
Las decisiones de política internacional tienen un impacto tanto en la evolución de la inversión extranjera directa (IED) como en las operaciones corporativas (fusiones y adquisiciones o M&A, por sus siglas en inglés). Además, los conflictos bélicos y el terrorismo aumentan los costes de seguridad, son una amenaza material creciente y disuaden a los inversores.
Entre los principales factores que afectan a la reputación corporativa están aquellos vinculados con el medio ambiente, la desconfianza, la falta de voz política, la corrupción o la delincuencia. Las multinacionales, en particular, corren un riesgo mayor en este escenario.
En este escenario, la función de compliance ha ganado peso en la agenda de las empresas. Según la Asociación Mundial de Compliance, los sistemas de cumplimiento deben tener un carácter holístico en las empresas, con informes de riesgos, manuales de procedimiento y sistemas de monitorización continua de los conflictos.
El riesgo político es un concepto complejo que afecta tanto a nivel transnacional como local. Debe ser abordado de una forma global, tanto desde el entorno en el que se produce como desde la gestión de este.
Plan de acción
El estudio de EY recomienda a las empresas la creación de una división multifuncional dentro de la estructura corporativa para gestionar los riesgos políticos. Este organismo sería el encargado de establecer las estrategias y acciones dirigidas a todos los stakeholders implicados: asuntos gubernamentales, factores regulatorios, comunicaciones y elementos relacionados con la reputación o sostenibilidad.
Además, la firma establece una guía de acción en función del nivel de riesgo político. En los de carácter nacional, la gestión se amplía con estrategias reactivas y cambios proactivos en la estructura o en el desarrollo de la actividad. Esto afecta a factores como los clientes, la localización y el origen de la producción, la organización empresarial, la financiación o el gobierno corporativo, entre otros.
En el entorno transnacional, los instrumentos de gestión externa contribuyen a equilibrar los riesgos y oportunidades, mientras que los elementos de incertidumbre de corte social involucran tanto a las comunidades como a la sociedad civil y otros stakeholders con menor impacto global.
A menudo, los factores que generan incertidumbre política son tan impredecibles que las empresas que no tienen las estrategias correctas se resignan. Hay oportunidades para que las compañías desarrollen un plan de monitorización que detecte riesgos en el entorno externo y actúe de forma más proactiva.
Las señales externas pueden ser reconocidas como indicadores de riesgo u oportunidad y ser vinculadas a un plan de acción. Este enfoque permitiría a las empresas no sólo gestionar los riesgos a la baja, sino también aprovechar las oportunidades al alza. Y todo ello, en tiempo real.
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