¿En qué consiste el despido tácito?

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El despido tácito es aquel que se realiza sin que el empresario lo comunique de forma expresa al trabajador, pero dicho despido se deduce de determinados actos o conductas que evidencian tal voluntad.

Por ejemplo, prohibiendo al empleado entrar al trabajo o darle de baja en la Seguridad Social, a pesar de que el despido necesita formalizarse por escrito, tal y como establece el artículo 55.1 del Estatuto de los Trabajadores: “El despido deberá ser notificado por escrito al trabajador, haciendo figurar los hechos que lo motivan y la fecha en que tendrá efectos”.

Este tipo de despido se caracteriza, por tanto, porque el empresario ni cumple con los requisitos formales legalmente exigidos, ni manifiesta de forma expresa y clara su voluntad de poner fin a la relación laboral, sino que ésta se deduce de su comportamiento.

¿Cuándo se da el despido tácito?

Existen muchas posibilidades que evidencian que se ha producido un despido tácito, por ejemplo:

• Cuando la empresa deja de pagar la nómina a un empleado y, además, le quita la carga de trabajo.
• Cuando la empresa retira las herramientas de trabajo a un empleado y, sin ellas, este no puede desempeñar su tarea.
• Cuando la empresa impone a un empleado un permiso indefinido, sin establecer fecha de finalización ni motivos.
• Cuando la empresa impide al trabajador acceder a la oficina sin una causa justificable ni legal.
• Cuando la empresa no admite a un empleado tras finalizar este una excedencia voluntaria, ya sea con reserva de puesto o no.
• Cuando la empresa no vuelve a llamar a los trabajadores fijos-discontinuos al comienzo de una nueva campaña.
• Cuando la empresa se niega a reincorporar a un trabajador en situación de incapacidad temporal tras recibir el alta médica.

¿Qué consecuencias tiene?

El despido tácito será considerado como improcedente siempre y cuando reúna dos requisitos: que no se haya notificado de forma escrita y no se haya alegado el motivo por el que se realiza.

Cabe recordar que a partir del momento en que pueda entenderse la existencia de un despido tácito, el trabajador dispone de 20 días hábiles, como en cualquier despido, para recurrir la decisión empresarial.

Si el juez reconoce en la sentencia que el despido es improcedente, dará por extinguida la relación laboral y condenará a la empresa a optar, en el plazo de 5 días desde su notificación a:

• Readmitir al trabajador, abonando el sueldo que hubiera percibido en el periodo que haya durado el trámite judicial o hasta que hubiera encontrado otro puesto de trabajo.
• Indemnizar al trabajador por la cuantía máxima que establece la ley.

Dicha indemnización se calcula de la siguiente forma en función de la antigüedad del trabajador:

• Le corresponden 33 días de salario por año trabajado, con un límite de 24 mensualidades por su trabajo en periodos posteriores a 2012.
• 45 días por año trabajado hasta febrero de 2012, con un límite de 42 mensualidades.

Además, el trabajador que sufra un despido tácito considerado improcedente tendrá derecho a percibir la prestación por desempleo como en el resto de despidos, siempre que haya trabajado el tiempo suficiente para obtener el derecho a percibir este ingreso.

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