Éxito grupal y trabajo en equipo
Resumen del contenido
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Trabajar en equipo se ha convertido una de las habilidades más necesarias para poder conseguir casi cualquier objetivo empresarial. El exjugador de baloncesto de la NBA Michael Jordan decía que «el talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”.
Un equipo de trabajo bien estructurado disminuye considerablemente el tiempo de acción y la eficacia se incrementa, pero además, contribuye a retener talento y fomentar un clima laboral impecable.
Para conseguir pingües beneficios con esta forma de trabajo, no basta con que todos los componentes del equipo se identifiquen con los objetivos, las metas y las normas acordadas; es preciso que compartan también ciertos valores y principios éticos mínimos. El trabajo en equipo exige solidaridad, vocación de servicio, equidad, autonomía, respeto, responsabilidad, y diálogo. Ya sabes: si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir lejos, ve acompañado.
Claves de un equipo de trabajo
- Normas claras. Para el buen funcionamiento de un equipo de trabajo es indispensable que todos sus componentes conozcan de forma clara y desde el principio las reglas básicas establecidas. Esto incluye conocer y respetar la jerarquía –al margen de amistades que puedan tener algunos miembros fuera del trabajo-, tener claros los tiempos de entrega de cada proyecto, el papel que desempeña cada uno, etc.
- Confianza en el grupo. El clima de trabajo debe favorecer que todos los miembros puedan desarrollar su personalidad y que se conozcan con cierta profundidad para generar confianza. Esta confianza genera empatía, una cualidad necesaria para desarrollar los proyectos o trabajos grupales de una forma más satisfactoria.
- Compartir responsabilidades. Hay que pasar del “yo” al “nosotros”, lo que implica ceder a favor de la colectividad. Ni los éxitos ni los fracasos corresponden a una sola persona, aunque tampoco deben caer en tierra de nadie. Es decir, el éxito de uno se celebra en grupo, y el problema generado por uno se soluciona en conjunto.
- Dividir tareas. Cada miembro debe desempeñar sus atribuciones y no tomar las de otros menospreciando las habilidades de sus compañeros. Santa Teresa de Calcuta lo resumía muy bien cuando decía: “Yo hago lo que tú no puedes, y tú haces lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas”.
- Sentirse parte del grupo. El desarrollo individual es clave para alcanzar el éxito grupal. Cuando nos identificamos con algo, somos capaces de defenderlo incluso sin recibir nada a cambio. Esto se logra definiendo la importancia de cada miembro y fijando principios comunes que los identifique a todos como unidad.
- Tomar decisiones en grupo. No se trata de que todos tengan la misma capacidad en la toma de decisiones, sino en que el líder escuche las sugerencias y opiniones de todos y las tenga en cuenta antes de emprender un camino. Esta es la mejor forma de integrar a todos los componentes del grupo y, al mismo tiempo, de aprovechar el talento individual en beneficio de todos.
- Comunicarse de forma efectiva. Está claro que la comunicación es esencial para lograr los objetivos, pero siempre que se realice a través de los canales y en los tiempos adecuados.
Roles en un equipo de trabajo
Una empresa es como una máquina en la que todas las piezas deben encajar a la perfección para su correcto funcionamiento. Para ello, es importante establecer los roles de cada miembro y, al mismo, que cada uno complemente lo que aportan los demás, de manera que la suma de todas las partes sea mayor que la suma de cada una de ellas individualmente. No se trata solo se ser un buen trabajador, sino de aportar valor al grupo.
Las funciones básicas que no deben faltar en cualquier equipo de trabajo son:
- Líder 1: encargado de coordinar todos los esfuerzos. Debe ser disciplinado, equilibrado, servir de guía para el grupo y tiene que escuchar a todo su equipo.
- Líder 2: ocupa el puesto del líder si éste falta, pero también sirve de impulso para el grupo, ofreciendo su pasión por el trabajo y su habilidad para estimular a todos los integrantes.
- Creativo: aporta ideas originales y brillantes. Suelen ser personas que necesitan expresarse y, si sienten que no pueden hacerlo, es probable que se aíslen.
- Analítico: permanece en la sombra y puede parecer una persona fría, pero genera confianza. Su función es vital para el control de calidad.
- Extrovertido: es el más sociable del grupo. Sobre todo aporta contactos, pero no suele destacar por su iniciativa, por lo que necesita del grupo para sacar valor a esos contactos.
- Práctico: transforma las ideas en trabajo. Es metódico y eficiente. No es un buen líder, pero sí un gran administrador.
- Motivador: es el alma del equipo, ya que lo mantiene unido. Escucha, ofrece apoyo, infunde coraje. Cuando está no destaca mucho, pero cuando falta, se nota.
- Rematador: es aquel que se preocupa por los tiempos, los objetivos. Realiza un seguimiento continuo y comprueba hasta el más mínimo detalle. No suele ser muy popular, pero es un miembro imprescindible.
Gestión de equipos de trabajo
Si quieres sacar el máximo rendimiento de tus empleados y convertir los objetivos de la empresa en metas comunes, debes llevar a cabo las siguientes acciones:
- Construye confianza. Dado que la confianza es la clave del trabajo en equipo, es importante crear un ambiente en el que todos los integrantes conozcan las habilidades de los demás, entiendan sus roles y sepan cómo ayudarse mutuamente.
- Fija objetivos comunes. El equipo de trabajo debe perseguir la misma meta, por lo que es importante comunicar la misión definiendo las funciones de cada miembro de forma clara. Esto implica también hacer que cada miembro sepa cuál es si impacto en el grupo.
- Involucra al equipo en las decisiones. Si todas las decisiones son tomadas por un líder dictatorial, los resultados no serán los mejores. Motiva a cada miembro del equipo a que comparta su opinión para que sienta que también forma parte de la decisión final.
- Crea empatía. Realiza ejercicios de rotación de área. Esto hará que todos los miembros del equipo conozcan en profundidad el trabajo de los demás y no lo subestimen por falta de conocimiento.
- Fomenta la colectividad. Si ante un fallo alguien del equipo piensa “ese no es mi problema”, es porque no ha entendido bien que los éxitos y los fracasos son responsabilidad de todos. Favorece un clima en el que los problemas y aciertos sean compartidos por todos.
- Saca partido a la diversidad. Tener un equipo de trabajo implica que haya personalidades e intereses distintos, algo muy positivo a la hora de enfocar soluciones o sacar adelante el trabajo. No busques grupos homogéneos, sino aquellos en los que cada individuo destaque por algo.
- Sé un líder. No hay nada peor para un equipo de trabajo que navegar a la deriva. Tiene que haber un líder que reúna todos los esfuerzos individuales de su grupo, que llegue a consensos, que tome decisiones, pero siempre siendo parte del equipo.
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