¿Qué es el marketing científico?
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El marketing es una de las áreas de negocio que más se ve afectada por cambios en la economía, la sociedad, la cultura o la tecnología. Por ello, si el comportamiento del mercado cambia, tienen que hacerlo también las empresas, siempre que quieran mantener una posición líder. Para ello, deben crear las estrategias necesarias para tener un acercamiento con los mercados, lo que se consigue a través de la segmentación, una buena propuesta de valor, la publicidad, y a través de los medios digitales y sociales, tales como Google, Facebook, YouTube y otras plataformas.
Y aquí es donde entra en juego el marketing científico para dar respuesta al creciente uso de las tecnologías y, por tanto, a la cantidad de datos que generan los mercados día a día.
Marketing científico
Hoy en día, la información que se puede obtener de los consumidores no llega únicamente de los registros de ventas, encuestas de mercado o indicadores de satisfacción. En la actualidad, las redes sociales y los medios digitales proporcionan una información muy valiosa para las empresas. Y de ello se encarga el marketing científico, que no es otra cosa que un proceso que permite averiguar y visibilizar los rasgos y características de una persona (natural o jurídica), producto, bien o servicio, basándose en modelos, métodos, técnicas y herramientas de análisis que ayudan a extraer los patrones de conocimientos distintivos.
Los expertos en marketing científico aplican métodos analíticos (matemáticas aplicadas, estadística y computación) basándose en los datos generados a través del social media. Con ello, dibujan patrones de comportamiento que les ayudan a predecir el comportamiento del mercado y, por ende, optimizar recursos y estrategias de marketing. Dicho de otro modo: es el uso de las matemáticas al servicio del marketing.
¿Qué diferencia al marketing científico del tradicional?
El marketing tradicional se basa, principalmente, en estrategias creadas según las investigaciones de mercado o el juicio de los directores de marketing, pero esto hace que, en algunos casos, se basen en principios equivocados o subjetivos, con resultados en ocasiones sesgados o malinterpretados. Sin embargo, el marketing científico consigue un análisis cuantitativo profundo del mercado.
Una de las áreas de aplicación en la que el marketing científico puede reportar grandes beneficios es en el marketing digital. Cada vez se invierte más en publicidad online en redes sociales, email marketing, apps móviles, etc. Cada uno de estos medios ofrecen datos reales de las impresiones (personas que ven el mensaje), clics, ventas y costes, por lo que es crucial contar con una herramienta estadística que ayude a optimizar los presupuestos.
Pero más importante, si cabe, que la publicidad digital, es la aplicación del marketing científico en las estrategias de posicionamiento SEO. Existen plataformas que permiten conocer con qué términos buscan los potenciales clientes determinados productos. Saber qué palabras son las más usadas, qué otros términos parecidos se usan, el volumen de búsquedas, etc. es información muy valiosa a la hora de redactar los mensajes para futuras campañas o, más aún, abrir nuevas líneas de negocio.
También es importante en los primeros pasos de creación de un negocio, momento en el que además hay que contar con las garantías necesarias para que los problemas que surjan en torno al uso de Internet no perjudiquen el resultado. Por eso, el Seguro de Hogar MAPFRE ofrece coberturas específicas para los dispositivos electrónicos, así como soluciones reales para los percances que puedan surgir.
Por tanto, el marketing científico ofrece una visión más analítica que creativa. Resume toda la información obtenida en ecuaciones y algoritmos que dan respuesta a factores clave, tales como qué producto es el más buscado por el público objetivo, dónde abrir un negocio, qué medio generará más beneficios o cómo agregar valor al producto.
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