Testamento del uno al otro: qué es
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Amante de las finanzas, la economía conductual y los impuestos, ha hecho de su pasión su profesión y actualmente es orientador y formador. Con más de 20 años de experiencia en el ámbito de la comunicación en finanzas e inversión y múltiples colaboraciones en medios del sector.
Es muy habitual querer legar la herencia a tu pareja o cónyuge. También lo es pensar que esa es la forma en la que naturalmente se distribuye una herencia. Nada más lejos de la realidad. Por eso existe un testamento específico para hacerlo: el testamento del uno para el otro y el resto para los hijos.
Este modelo de testamento busca precisamente que el viudo o la viuda puedan disfrutar de los bienes de la pareja. Y eso es lo que consigue, aunque con ciertos límites.
¿Qué significa el testamento del uno para el otro?
Al hacer testamento se determina cómo distribuir la herencia y quién heredará que. Sin embargo, ni siquiera un testamento puede saltarse las normas del Código Civil respecto a la participación de la herencia y el tercio de la legítima que corresponde a los herederos forzosos, que normalmente serán los hijos.
El testamento del uno para el otro y después para los hijos permite hacerlo sin afectar a la legítima de los herederos. El truco está en que para lograrlo en realidad lo que se lega es el usufructo universal y vitalicio de los bienes, no su propiedad.
Con el usufructo el viudo o viuda podrá hacer uso de los bienes de la herencia, incluida la casa. Tendrá la potestad de utilizarla como quiera, e incluso de alquilarla. Lo que no podrá hacer es venderlo.
El motivo es que la nuda propiedad de los bienes pertenece a los herederos. Ese es el truco del testamento del uno para el otro.
¿Qué pasa con la legítima de los hijos?
La herencia legitima debe respetarse en todos los testamentos. Esta legítima es un tercio de la herencia que deberá legarse a los herederos forzosos, que pueden ser los hijos o también los padres del fallecido si no hay descendientes.
Lo que hace el testamento del uno para el otro es incluir una condición para que el heredero pueda mejorar lo que le corresponde con el tercio de mejora a cambio de aceptar que el viudo o viuda disfrute del usufructo de los bienes.
Esto se hace a través de una cláusula sociniana. Si los hijos se niegan a que el cónyuge reciba el usufructo universal y vitalicio, solo recibirán lo que estrictamente les corresponda por ley (la legítima).
En resumen, que los herederos tendrán que elegir entre percibir la legítima en plena propiedad o recibir la nuda propiedad de una parte mayor de la herencia.
¿Se puede renunciar la testamento del uno al otro?
Siempre es posible renunciar a una herencia, sea con un testamento del uno para el otro o con cualquier otro formato. Ese sería el caso si el viudo o viuda prefiere que los hijos perciban de forma inmediata la parte que les corresponde de la herencia.
Esta renuncia hay que hacerlo antes de que se reparta y se acepte. Es posible renunciar a la herencia en su totalidad, que es lo que se conoce como repudiar la herencia, o a favor de otro heredero o de una tercera persona.
Si se repudia la herencia, esos bienes se repartirán por el resto de herederos forzosos.
¿Qué pasa sin un testamento?
Si no hay testamento, la herencia se repartirá según marca la ley y más concretamente, el Código Civil.
En el caso de una pareja, esto quiere decir que el cónyuge recibirá un 50% de los bienes en usufructo en el mejor de los casos. La cantidad que perciba dependerá de la situación al fallecimiento. Estas son las principales opciones:
- Si hay hijos o nietos, serán quienes hereden. Al viudo o viuda le corresponderá el usufructo tercio de mejora, es decir, un tercio de la herencia en usufructo, no en propiedad.
- Si no hay hijos. En contra de lo que cabría pensar, los herederos serán los padres del fallecido u otros familiares cercanos. Al cónyuge le corresponderá el usufructo de la mitad de la herencia.
Como ves, hacer un testamento del uno para el otro puede marcar la diferencia para tu pareja al repartir la herencia.
Además, servirá para evitar discusiones en familia sobre el reparto de los bienes porque tú ya habrás decidido cómo se debe realizar.
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