Dormir bien es fundamental para el cuerpo y la mente. Cuando descansamos, nuestro cuerpo se reinicia, la memoria se pone a punto, el sistema inmune se fortalece, se reduce la presión sanguínea y se recupera la energía. En definitiva, un sueño reparador es sinónimo de salud física, mental y anímica.

Una de las claves para alcanzar un sueño profundo es elegir bien el lugar de descanso. Existen muchos tipos de cama, pero cuando se trata de buscar la idónea para una persona mayor hay que tener en cuenta otros factores, como la movilidad de la persona y si es autónoma.

A continuación, te mostramos los tipos de camas para que las personas mayores disfruten de una mejor calidad de vida. Recuerda llevar, además, una vida activa y saludable contar con la ayuda de los Seguros de MAPFRE Salud, que te ofrecen todo lo que necesitas “Y tantos + momentos de tranquilidad”

 

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Tipos de camas para mayores: ¿cuáles son las mejores?

Más allá de las camas planas, que son las habituales de somier recto raso o de lamas, existen otras opciones muy recomendables para personas mayores:

Camas articuladas

Estas camas se caracterizan por tener un somier raso o de lamas compuesto por diferentes módulos reclinables y ajustables a la curvatura o posición del usuario, lo que en conjunto forma un somier adaptable a las necesidades del durmiente. Por ejemplo, se puede configurar para elevar la zona de la espalda, de las piernas, etc.

Pueden manejarse de forma manual o electrónicamente con un mando, siendo estas últimas más recomendables por su mayor comodidad.

Los beneficios de estas camas son muchos:

  • Mejoran la circulación sanguínea y reducen la presión arterial en articulaciones gracias a que proporcionan una mejor distribución del peso del cuerpo.
  • Previene posibles ataques de asma o reflujos gástricos, cuando se eleva la parte superior del cuerpo.
  • Alivian el dolor crónico relacionados con la artritis, la ciática y otras dolencias, pues permiten cambiar de posición, inclinación y ángulo.
  • Reducen los síntomas de la apnea del sueño, ya que dormir en una posición elevada ayuda a prevenir el bloqueo de las vías respiratorias.

Dentro de este tipo de camas encontramos otras variantes, como las camas giratorias, que consiguen girar la cama completamente y poner el somier en posición de sentado para levantarse con más facilidad:

Camas con sistema elevador

Son camas que permiten regular la altura haciendo que la entrada y salida a la misma sea más sencilla y sin esfuerzo. Es habitual que además de tener un sistema elevador, estas camas sean también articuladas.

Son muy útiles para:

  • Facilitar la labor de los cuidadores, en el caso de que el usuario necesite asistencia.
  • Personas que se trasladen en silla de ruedas, puedan cambiarse a la cama sin que haya diferencia de altura entre ésta y la silla.
  • Enfermos de Alzheimer, pues estas camas se pueden colocar casi a ras de suelo minimizando daños por posibles caídas.

Entre las camas elevadoras, podemos encontrar algunos modelos que incorporan sistemas de elevación especial, que son dispositivos concretos diseñados para mover personas con muy poca o nula movilidad. Por ejemplo, las camas con sistema trendelembur (pone al usuario en posición de decúbito supino) o anti trendelembur (sitúa al usuario con la cabeza más baja que los pies para favorecer el retorno de un gran volumen de sangre desde el sistema de la vena cava inferior al corazón.