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Prejubilarse es un cambio importante en la vida de un trabajador. Quizás has pensado algunos detalles o estés preocupado por ciertos aspectos de esta alternativa, pero tanto si te prejubilas por decisión personal como si lo haces por causas ajenas a ti, lo mejor es estar preparado e informado de lo que supone en todos los aspectos de tu vida.
El concepto de prejubilación
Lo primero es señalar que aunque en ciertos contextos prejubilación y jubilación anticipada pueden utilizarse como sinónimos, no lo son en esencia.
- La jubilación anticipada es una situación regulada y legislada por la Seguridad Social. Puede accederse a ella a través de una serie de causas y exige unos requisitos concretos. Es un tipo de jubilación a todos los efectos.
- La prejubilación no es una situación del sistema público, no existe la figura del prejubilado. Se trata de una situación del ámbito privado, que acuerdan con condiciones concretas trabajador y empresa. A efectos de la Seguridad Social, lo habitual es que el prejubilado se inscriba como demandante de empleo y su empresa continúa pagando su cotización a la Seguridad Social.
Ámbito económico
La prejubilación está regulada de forma privada y particular por las diferentes empresas y convenios laborales que incluyen esta posibilidad. No existe una única retribución estipulada o forma de calcular lo que cobra una persona prejubilada. En cualquier caso, la pauta general es que las pagas por prejubilación ronden el 80 por ciento del sueldo del empleado.
La empresa paga a sus prejubilados según lo pactado, también se encarga de cotizar a la Seguridad Social y por lo general, los prejubilados cobran su subsidio por desempleo en las condiciones y cantidades que le correspondan, igual que otros ciudadanos sin trabajo.
El poder adquisitivo de los prejubilados como norma general no suele verse afectado, no obstante, es definitivo confirmar este punto con tu empresa para saber qué es lo que te ofrecen en tu caso. Si cuentas con un Plan de Pensiones MAPFRE siempre completarás tu pensión pública por jubilación, manteniendo tu bienestar económico.
Las empresas no están obligadas a ofrecer la prejubilación a sus trabajadores y aunque hace unos años era una ventaja habitual a incluir en los convenios empresariales para atraer y fidelizar empleados, en la actualidad es poco habitual.
Como prejubilado no tendrás que acudir a tu puesto de trabajo y, de momento, verás como tu vida laboral desaparece, mientras se abre ante ti todo un oasis de tiempo libre para dedicar a lo que prefieras y decidas. En este sentido, las ventajas de la prejubilación son similares a las de la jubilación anticipada y también los riesgos.
Aunque la prejubilación no tiene una edad de acceso determinada, lo habitual es que se le ofrezca a trabajadores próximos a la jubilación y que viven una retirada del mercado laboral prematura, que puede afectar a su ámbito social tanto o más que una jubilación al producirse en edades más tempranas.
Ámbito personal y familiar
Los prejubilados pueden tener 50, 60… no hay una edad mínima ni máxima para disfrutar de una situación de prejubilación empresarial. En cualquier caso, es evidente que especialmente en los casos en los que el empleado no elige esta opción y aun prefiriéndola, es importante asumir que es un cambio profundo en la rutina personal.
Los sentimientos de tristeza, decaimiento, falta de actividad… pueden presentarse también en el caso de los prejubilados, puesto que las obligaciones laborales y todo lo que ellas implican: horarios, relaciones laborales, uniformes… desaparece para una persona después de haber estado por años, a veces toda la vida, presente en su día a día.
No está de más prepararse personalmente para la prejubilación, y si es necesario, acudir a un profesional que pueda ayudarte en esta nueva etapa de la vida a caballo entre el periodo activo y la jubilación definitiva.