¿Qué son y cómo invertir en bienes raíces?
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Se consideran bienes raíces los bienes inmuebles o, en otras palabras, todas aquellas propiedades que están fijadas al suelo de forma inseparable, ya sea de forma física o jurídica. Por lo tanto, se engloban dentro de este concepto cualquier edificación, ya sea una vivienda, una oficina o una nave industrial, así como también las fincas, las parcelas, los terrenos, etc.
El adjetivo raíz determina precisamente que se trata de bienes que están ligados a la tierra y que son imposibles de trasladar. No obstante, además de los ejemplos anteriores, en algunos casos, los buques y las aeronaves acuáticas también reciben este mismo tratamiento debido a la pérdida de funcionalidad que experimentan si se desvinculan del mar.
¿Qué tipos de bienes raíces existen?
Los bienes raíces, conocidos como real estate en inglés, se pueden agrupar en diferentes categorías:
- En función de su localización, se distinguen entre bienes de suelo o subsuelo, como puede ser un edificio o un aparcamiento subterráneo, respectivamente.
- Por naturaleza o incorporación, es decir, según se hayan realizado obras en el inmueble o no. En el primer caso, se puede hablar de una parcela limpia, y en el segundo, una casa, por ejemplo.
- Según se trate de bienes rústicos o urbanos, lo que influye de forma determinante en el precio. Los primeros suelen ser más asequibles, ya que no se pueden utilizar como vivienda o local comercial.
- En función del uso que tenga el inmueble, es posible distinguir entre residencial, comercial o industrial.
¿Cómo invertir en bienes raíces?
Aunque los bienes raíces son un concepto poco conocido, lo cierto es que este tipo de propiedades reciben una gran parte de las inversiones. Tradicionalmente, adquirir viviendas y terrenos siempre se ha considerado una forma de invertir segura, aunque ello significa obtener una rentabilidad a largo plazo.
Para tomar una decisión acertada, es recomendable buscar un inmueble que no tenga un precio demasiado alto. Además, se debe analizar el mercado para determinar si el valor de dicha propiedad disminuirá o, por el contrario, se incrementará. En este sentido, es preferible elegir barrios o zonas que se encuentren en un perfil medio – bajo, pero que todas las predicciones apunten hacia un crecimiento exponencial.
En el momento en que los precios comienzan a subir, se debe estudiar la posibilidad de vender el inmueble o mantenerlo en propiedad. Es preferible decantarse por la primera opción cuando existe la probabilidad de que los precios bajen en los siguientes años.
Para realizar este tipo de operaciones con una mayor seguridad es necesario contar con asesoramiento especializado. Además, se debe tener en cuenta que cuanto menor sea el riesgo asumido, las ganancias que se obtengan respetarán la misma proporción.
En cualquier caso, existe una gran variedad de formas de rentabilizar la inversión en bienes raíces. Después de realizar la adquisición de un inmueble, el modo más común de recuperar el dinero es optando por el alquiler. No obstante, también existe la posibilidad de participar directamente en la compra o la financiación de proyectos inmobiliarios para recibir las rentas que se acuerden.
Está claro que en una estrategia de inversión no pueden faltar los bienes raíces, ya que garantizan unas ganancias permanentes a largo plazo y, además, el riesgo es reducido en comparación con otros productos. Con el objetivo de diversificar los ahorros, también es interesante contar con un Plan de Pensiones MAPFRE que se presenta como una de las mejores alternativas para asegurar el futuro.
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