Los fondos cotizados o Exchange Traded Funds (ETF) son instrumentos de inversión que combinan las ventajas de los fondos de inversión tradicionales con la liquidez de las acciones. Esto significa que ofrecen diversificación en varios activos, como un fondo de inversión, pero sus participaciones se compran y venden en bolsa durante la jornada, al igual que las acciones. Te contamos cómo funcionan y qué ventajas tienen.
¿Cómo funcionan los fondos cotizados?
Dado que los ETF son un producto financiero híbrido entre los fondos de inversión y las acciones, los inversores pueden comprar y vender en cualquier momento, así como tantas veces deseen a lo largo del día. Por un lado, se encuentra la cesta de valores que cotizan en el mercado y, por otro, se busca replicar los movimientos de un índice bursátil que puede ser de renta fija, variable, mixta, etc., para obtener una rentabilidad según los precios que se marquen durante la jornada.
Pese a sus particularidades, según la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), los fondos cotizados son fondos de inversión y aunque existen ETF de gestión activa, la mayoría son de gestión pasiva y buscan reproducir fielmente el comportamiento de un índice (por ejemplo, el MSCI World o el S&P 500).
Ventajas de invertir en ETF
Diversificación de riesgo
Los ETF agrupan varias acciones o activos, lo que reduce la dependencia del rendimiento de un solo valor y aporta estabilidad relativa a la cartera.
Liquidez continua
A diferencia de los fondos de inversión tradicionales, cuyo valor liquidativo solo se fija al cierre del día, los ETF cotizan continuamente en bolsa, lo que hace que las operaciones de compra o venta se puedan realizar en tiempo real sin esperar al cierre diario.
Precio
Los ETF suelen tener comisiones de gestión y de custodia más bajas que los fondos de inversión convencionales. Sin embargo, al operar en bolsa es necesario tener en cuenta los gastos de compra y venta, que pueden afectar la rentabilidad si se realizan muchas transacciones.
Transparencia
Una de sus principales ventajas es que como inversor puedes consultar en cualquier momento el precio de mercado y la composición de la cartera del ETF, para que sepas de manera clara cuál es su evolución.
Fiscalidad de los ETF
La tributación de las ganancias generadas por los ETF está regulada en el régimen de la base imponible del ahorro del IRPF. Así, los tipos impositivos aplicables según el importe de las rentas del ahorro (incluidas las plusvalías por venta y los dividendos) son progresivos:
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19 % hasta 6.000 €
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21 % de 6.000 € a 50.000 €
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23 % de 50.000 € a 200.000 €
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27 % de 200.000 € a 300.000 €
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30 % para rendimientos superiores a 300.000 €.
Debes tener en cuenta, por tanto, que estos tipos se aplican tanto a las ganancias patrimoniales obtenidas al vender participaciones con plusvalía, como a los rendimientos del capital mobiliario (por ejemplo, dividendos distribuidos por ETF de distribución). Por otro lado, si mantienes tus ETF y no vendes las participaciones, no tienes la obligación de declarar ganancias o pérdidas porque no se ha materializado ninguna renta fiscalmente relevante.
Diferencias fiscales con los fondos de inversión tradicionales
Como ya hemos señalado, son similares a los fondos de inversión, pero la principal diferencia es que los ETF tributan en cada venta de participaciones, incluso si reinviertes el dinero en otro ETF. Esto significa que no existen traspasos fiscales diferidos como ocurre con los fondos tradicionales. Con ello queremos decir, que esta peculiaridad puede influir en tu estrategia a la largo plazo si tu objetivo es el de optimizar la fiscalidad de tus operaciones.
Riesgos de los ETF
Aunque los ETF ofrecen diversificación y liquidez, también debes tener en cuenta ciertos riesgos, relacionados con el mercado ya que el valor fluctúa y no está garantizado. Por otro lado, están sujetos a comisiones de compra y venta, por lo que pueden tener menos rentabilidad que otros productos si sueles realizar muchas operaciones. En cuanto a la fiscalidad, los dividendos se consideran como renta de ahorro por lo que están sujetos a IRPF.
¿ETF acumulativos o de distribución?
Si estás pensando en invertir en ETF, es necesario que tengas en cuenta que existen distintos y que estos son importantes desde el punto de vista fiscal. Así, puedes elegir entre:
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ETF de distribución: que reparten dividendos periódicamente, generando rendimientos sujetos a IRPF.
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ETF de acumulación: que reinvierten los ingresos dentro del propio fondo y, aunque pueden no generar pagos periódicos, seguirán tributando por las plusvalías cuando vendas tus participaciones.
Teniendo esto en cuenta, es importante destacar que merece la pena invertir en fondos cotizados cuando se busca incrementar los ahorros a través de la combinación de fondos y acciones. En otro supuesto, te recomendamos consultar las soluciones de inversión que te ofrecemos desde MAPFRE que se adaptan a cada tipo de inversor.








