En muchas ocasiones se dice que España es un estado de bienestar. Sin embargo, el artículo 1.1 de nuestra Constitución dice que:

«España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político«.

Entonces, ¿qué diferencias existen entre uno y otro modelo?

¿Qué es el estado del bienestar?

El denominado estado de bienestar es la unión de acciones y ejecuciones realizadas por el Estado para conseguir una mayor atención a la redistribución y bienestar general de sus ciudadanos, satisfaciendo sus necesidades básicas y proporcionándoles aquello que no puedan alcanzar por sus propios medios.

El estado de bienestar se sustenta en:

  • El pago de subsidios a personas que se encuentran en una situación vulnerable (desempleados, ancianos, etc.
  • La atención sanitaria y educación mediante un sistema universal y gratuito.
  • Facilitar las condiciones para el acceso a una vivienda digna.
  • Una adecuada distribución de la riqueza.

La idea surgió en la segunda mitad del siglo XIX, aunque no se generalizó en el mundo occidental hasta la Segunda Guerra Mundial debido a las distintas crisis económicas, conflictos armados y de diverso tipo que supusieron consecuencias penosas y difíciles de eludir para una gran parte de la población occidental.

Entonces, era necesario un modelo que se basara en una mayor intervención del Estado en la economía y en la sociedad para, mediante una mejor redistribución de la riqueza, mejorar las condiciones socioeconómicas y de salud de la población.

El estado de bienestar, cuyo objetivo es reducir la desigualdad económica y social, se apoya en las teorías del economista británico Keynes, el cual proponía la intervención del Estado para solucionar los problemas económicos.

Dicha propuesta ha tenido incontables críticas desde su origen hasta la actualidad, debido a que se piensa que no soluciona totalmente el problema y se agrava aún más cuando el Estado utiliza hasta el límite los recursos de los que dispone e incluso puede llegar a gastar más de los que tiene, lo cual desemboca, irremediablemente, en una situación inflacionaria grave.

Para una nación es precisamente este importante gasto presupuestario, unido a la enorme presión fiscal, la ausencia de motivación del individuo y la falta de eficacia en el gasto, lo que ha originado que, en los últimos años, esta forma política haya sido desestimada. Actualmente, se prefieren sistemas en los que se combine el acceso a lo público con una significativa participación privada.

¿Qué es el estado social?

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Un estado social es aquel que se obliga a sí mismo por ley a proteger y a impulsar la justicia social y el bienestar de todos sus ciudadanos para mantener el nivel de vida necesario para participar como miembro pleno en la sociedad.

Las medidas que se suelen adoptar para conseguir estos objetivos son principalmente:

  • Sistemas públicos de salud, de enseñanza, de protección contra el desempleo y de pensiones.
  • Ayudas económicas para las personas sin recursos; para las que presentan algún tipo de discapacidad o han sufrido daños irreversibles por accidente o enfermedad; para las víctimas del terrorismo o de los malos tratos.
  • Becas para la realización de estudios.

El estado social cuestiona el resultado distributivo del mercado sabedor de su falta de equidad y del efecto acumulativo que produce en la riqueza. Por eso mismo, se considera indispensable que el Estado garantice la igualdad en prestaciones básicas concretas como la sanidad, la educación, etc., y la universalidad de los servicios públicos.

Es evidente que la puesta en marcha de todas estas medidas supone un elevado coste económico para las arcas del Estado.  Para proveerse de esos fondos y poder desarrollar su política social, el Estado utiliza el sistema fiscal, es decir, la recaudación de impuestos a sus ciudadanos.