No suele preocupar tanto cuál es el proceso para calcular el IPC como si este índice sube o baja. El Índice de Precios al Consumo es un indicador del coste que tienen los bienes y servicios más consumidos por los españoles. Además de utilizarse para medir la evolución del coste de vida a lo largo de los años, también es el principal referente para analizar la inflación en la economía del país.

El organismo encargado de calcular esta media es el Instituto Nacional de Estadística (INE), el cual tiene en cuenta cómo cambian los precios de los productos mes a mes. Además de realizar una comparativa mensual, también se considera la variación anual.

Pasos para calcular el IPC

Para calcular el IPC, el INE utiliza una cesta de bienes y servicios que se consideran básicos para los ciudadanos. Dentro de ella se incluyen 479 artículos que se dividen en 12 grupos. A cada uno se asigna un precio después de haber realizado una comparativa en más de 22.000 establecimientos repartidos por casi 200 municipios.

Como grandes grupos de productos se establecen los siguientes:

  1. Alimentos y bebidas no alcohólicas.
  2. Bebidas alcohólicas y tabaco.
  3. Vestido y calzado.
  4. Vivienda.
  5. Menaje.
  6. Medicina.
  7. Transporte.
  8. Comunicaciones.
  9. Ocio y cultura.
  10. Enseñanza.
  11. Hoteles, cafés y restaurantes.
  12. Otros bienes y servicios.

A cada una de estas categorías se asigna un porcentaje medio en función del presupuesto familiar que se suele destinar a su compra. Así, se obtiene el coste de la cesta de la compra tipo después de multiplicar el precio por cada producto. Por lo tanto, el IPC se obtiene cuando se compara esta cesta con otros periodos anteriores.

Con el objetivo de obtener un índice más estable, el INE no suele tener en cuenta los productos que están sujetos a una mayor volatilidad en el precio, como por ejemplo la energía o los alimentos no elaborados. Asimismo, es importante destacar que, aunque el cálculo del IPC se actualiza todos los meses, la cesta de la compra se revisa de forma anual.

¿Qué efectos tiene la subida del IPC?

La subida del IPC se traduce por inflación que puede ser ocasionada por diferentes motivos, como el aumento del consumo, el incremento del precio del petróleo, el aumento de los tipos de interés, etc. En cualquier caso, esta situación tiene una serie de consecuencias directas en el poder adquisitivo de los ciudadanos:

  • Si los salarios se ajustan al IPC, es posible mantener el mismo poder adquisitivo. En el supuesto contrario, se pierde capacidad de compra.
  • Lo mismo sucede en el ámbito de las pensiones que, para que los jubilados puedan mantener su nivel de vida es necesario que se revaloricen de acuerdo con el Índice de Precios al Consumo.
  • La revisión de la renta de los alquileres también suele ir ligada a la bajada o subida del IPC.
  • Del mismo modo, las primas de los seguros u otros tipos de contratos están sujetos a este índice. Es el caso, por ejemplo, de los productos financieros, ya que, en una situación gobernada por la inflación, se pierde rentabilidad si no se equipara al IPC.

Aunque se trata del indicador más utilizado para medir la evolución de los precios en España, el cálculo del IPC es imperfecto. Además de lo que hemos comentado antes, en el mismo no se consideran las ofertas o rebajas en el precio de determinados bienes ni el abaratamiento que experimentan algunos productos con el paso del tiempo.