Los fondos de cobertura o hedge funds jugaron un papel muy relevante en la crisis financiera que se inició en 2008. Estos mecanismos de inversión, también llamados fondos de inversión libre, se caracterizan por su libertad operativa, su agresividad, su sofisticación y su elevado perfil de riesgo. Además, realizan muchas de sus inversiones con posiciones cortas, por lo que también aprovechan los periodos de caídas en los mercados para rentabilizar sus movimientos en Bolsa.

Muchos analistas económicos consideran que estos fondos fueron los causantes de la crisis financiera, ya que creen que añadieron un nivel excesivo de competitividad y de riesgo a los bancos con su modelo comercial y financiero tan agresivo. El sector financiero argumenta que las hipotecas “subprime” fueron creadas por los hedge funds.

No obstante, algunas de sus ideas de inversión han sido replicadas por los bancos comerciales en sus carteras de productos, y juegan un papel muy relevante también en la crisis mundial actual.

Entre muchas de sus estrategias, los hedge funds avalaron durante la crisis parte de sus apuestas bajistas (derivados, posiciones cortas y futuros, entre ellos) contra los bancos menos solventes utilizando como colateral (garantía) sus acciones de entidades y empresas más “sanas”. Esta operativa provocó subidas más amplias en épocas alcistas y, al contrario, magnificó los desplomes cuando empezaron los problemas.

En España, estos fondos han llegado a controlar más del 20 por ciento del capital de muchas cotizadas, con posiciones cortas (es el caso de Bankia, que tuvo que ser rescatada). Estas apuestas bajistas, que generan rentabilidad cuando las acciones caen, han acelerado las caídas de las empresas en Bolsa.

Tipos bajos y créditos hipotecarios baratos

La historia del papel de los hedge funds se inicia en 2001, tras el estallido de la burbuja de las puntocom. Con los tipos de interés de la Reserva Federal en el 1,5 por ciento, muchos inversores (y los gestores de los fondos de pensiones) apostaron por estos fondos, más agresivos, para obtener ganancias superiores. La recuperación económica entre 2003 y 2004 incentivó la toma de riesgos en un mercado muy competitivo, el hipotecario, y hasta los propios bancos crearon sus hedge funds a nivel interno.

Los bajos intereses (vinculados al Libor) que ofrecían los hedge funds incentivaron a muchas familias a adquirir sus viviendas con estos mecanismos de inversión. El nivel de riesgo era muy superior, pero el coste de las cuotas hipotecarias era muy bajo en comparación con los créditos bancarios. Esta modalidad atrajo rápidamente a un sector de la población estadounidense que no podía permitirse una hipoteca al uso, lo que disparó la demanda de estos productos.

Al perder clientes, los bancos trataron de replicar estos productos, con créditos hipotecarios con intereses muy bajos dirigidos a captar a los ciudadanos con menores ingresos. El nivel de impagos comenzó a crecer, y la demanda se fue reduciendo mientras subían los tipos de interés. La Reserva Federal (Fed) los llegó a situar en el 5,25 por ciento en junio de 2006, lo que encareció los productos ofrecidos por los Hedge Funds. El precio (y, sobre todo, el valor) de la vivienda cayó.

Muchos titulares de hipotecas (ya entonces conocidas como “subprime” o “basura”) no pudieron pagarlas, y para entonces muchos productos como los derivados estaban respaldados con “paquetes” de estos créditos como colateral (aval o garantía). Bear Stearns fue el primer banco que quebró, arrastrado por los productos derivados emitidos por dos de sus hedge funds.

Esta entidad fue obligada a captar en el mercado el capital suficiente para igualar el valor de la deuda basada en créditos “subprime”. No fue capaz, pues la desconfianza entre los bancos y demás actores del sector financiero era enorme. No querían prestarse dinero entre ellos. En marzo de 2008, Bear Stearns fue rescatado por La Fed, que le inyectó a JP Morgan Chase el capital necesario para que lo absorbiera.

Apenas seis meses después, Lehman Brothers quebró por la misma razón, pero no encontró comprador y fue disuelto. Este hito es el que marca la extensión de la crisis financiera a nivel global.

Los algoritmos y el efecto burbuja

Los programas de trading de los hedge funds emiten valoraciones y conclusiones sobre las perspectivas de inversión en determinados valores, ya sean estos acciones, divisas, materias primas o metales preciosos, por ejemplo. Los algoritmos utilizados por otras entidades para analizar el mercado también utilizan estrategias cuantitativas similares. Esto significa que la subida de precios provoca un “efecto llamada” en los programas de otros inversores, que se ponen a comprar de forma casi automática.

Esta característica contribuye a la generación de burbujas financieras, como la que llevó el precio del petróleo hasta cerca de 147 dólares el barril en 2008 pese a la caída de la demanda. La más agresiva para el mercado, no obstante, fue la crisis de las hipotecas “subprime” en Estados Unidos.