El sector eléctrico ha vivido importantes cambios en los últimos 30 años, y los mercados se han transformado radicalmente tanto desde la perspectiva del suministro como de la distribución. El avance tecnológico, la evolución de la demanda y las energías “verdes” han actuado como factores disruptivos de la industria. Como consecuencia, varias empresas multinacionales del sector energético se han convertido en compañías radicalmente distintas a las que eran el siglo pasado. La gestión de la energía se realiza ahora bajo criterios como la eficiencia o la sostenibilidad.

Las estrategias tradicionales, centradas en la política regulatoria, la inversión y el servicio al cliente, han dado paso a modelos más holísticos. La transformación de la estructura de los mercados y la aceleración en el ritmo del cambio han provocado el nacimiento de modelos comerciales y de negocio más agresivos, incluso ante la incertidumbre de factores como el Brexit. El área de “compliance”, además, cada vez cuenta con mayor peso en la actividad corporativa.

Factores políticos

Según el estudio Global Power Strategies elaborado por PwC, el sector energético desarrolla su actividad en Europa en un marco regulatorio marcado por factores como la descarbonización, la seguridad o la accesibilidad de la energía. Las estrategias de las empresas pasan por adaptarse a las restricciones de las emisiones de carbono, fuertemente penalizadas, desarrollar la interconectividad entre mercados y garantizar nuevos suministros de energía para sustituir las fuentes tradicionales o poco respetuosas con el medio ambiente.

Según se desprende del análisis de PwC, las regulaciones específicas en algunos países europeos son muy agresivas, lo que se traduce en un entorno de baja certidumbre normativa. En el marco de las decisiones políticas de los gobiernos de la UE se explican tanto el abandono de la energía nuclear en Alemania como la fijación de un tope en el precio de la energía en Reino Unido.

En Estados Unidos, por su parte, las autoridades siguen respaldando con decisión el sector de las energías renovables. En Asia-Pacífico, países como China o India se están centrando en el control de la contaminación, y las “energías verdes” centran crecientemente la atención de las empresas del sector.

Las grandes empresas

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El estudio de PwC ha sondeado las estrategias de las grandes empresas multinacionales, entre las que figuran las españolas Naturgy o Iberdrola. Estos modelos de negocio están influidos por factores como:

  • Los intereses del consejo de administración.
  • El sentimiento del mercado.
  • El comportamiento de los consumidores.
  • La competencia.

Entre las claves estratégicas que guían sus modelos de crecimiento, destacan las siguientes:

  • Reducir la exposición a las fuentes energéticas tradicionales, sobre todo el carbón.
  • Invertir en redes de distribución y en fuentes renovables.
  • Aportar valor añadido a los clientes finales, los consumidores de energía.
  • Apostar por innovación y desarrollo de capacidades profesionales de la plantilla.
  • Reestructurar los modelos de negocio para adaptarse al mercado.

Uno de los principales lastres que ha sufrido la energía renovable es su escasa rentabilidad, especialmente en comparación con otras fuentes tradicionales. No obstante, los cambios regulatorios han provocado que el segmento sea competitivo y clave en la transición energética.

Como consecuencia, las eléctricas europeas, según el estudio de PwC, destinan el 30 por ciento de su inversión a energías renovables, frente al 7 por ciento registrado en Norteamérica.

Las estrategias de inversión se complementan con iniciativas comerciales muy agresivas dirigidas a los consumidores. Como servicios de valor añadido para los clientes, el informe de PwC destaca la movilidad eléctrica; los hogares inteligentes; el autoconsumo; la energía distribuida y el almacenamiento de energía.

En un mercado en constante evolución, la innovación es una obligación. PwC destaca que, de las 40 empresas analizadas, siete de las diez que más apuestan por I+D+i son europeas. Como iniciativas con mayor fuerza en los últimos años, destacan las tecnologías destinadas a las micro-redes de distribución y todas las acciones enfocadas a las “Smart cities”, el transporte eléctrico o las baterías.

Todas estas decisiones estratégicas han generado importantes cambios en los modelos organizativos de las grandes empresas energéticas. La reestructuración corporativa, por tanto, será una consecuencia más de la disrupción en el sector energético.