Resumen del contenido
Hace poco más de un año, MAPFRE y la Deusto Business School empezaron a colaborar iniciando una serie de actividades alrededor del concepto del envejecimiento, lo que definieron como “ageingnomics”, la economía del envejecimiento. Fue entonces cuando Huertas se embarcó en uno de los proyectos más apasionantes de su vida: “La revolución de las canas”, un libro que ha coescrito junto a Iñaki Ortega y en el que aporta su experiencia y visión empresarial y profesional.
En aquel momento, ambos empezaron a recopilar información, reelaborarla y tratar de trasladarla a un documento formal, un libro “que nos permitiera darle más profundidad, más contenido y más difusión a este concepto tan maravilloso y tan enriquecedor que es imaginar cómo va a ser la sociedad dentro de 20 o 30 años”.
Las empresas y los senior
¿Están las empresas preparadas para “La revolución de las canas”
No lo están, porque realmente seguimos concibiendo a la juventud como el principal destinatario de nuestros servicios y nuestros productos. Nos agrada que nuestra marca y nuestros servicios se rejuvenezcan y estén disponibles para los más jóvenes y realmente los datos son contundentes: los mejores consumidores desde el punto de vista tanto de número como de importe son los mayores, y ahí es donde se produce ese gap.
Probablemente, a los mayores tenemos que dejar de considerarlos una carga y tenemos que considerarlos como una gran oportunidad.
El envejecimiento de la población es una realidad. En el año 2050 en nuestro país, más del 40% serán mayores de 65 años y además van a vivir muchísimo más tiempo del que viven ahora. Con lo cual, hay retos apasionantes para ellos como ciudadanos, pero también para las empresas, para poder ofertarles productos y utilizarles profesionalmente, para poder usar sus servicios y su conocimiento para un mejor desarrollo.
¿La tecnología puede quitar empleo?
Yo creo que la tecnología puede quitar el trabajo a los mayores y a los jóvenes si no están preparados, no es una cuestión de edad, sino que es una cuestión de preparación.
Hay que romper tópicos respecto a la educación y a la formación. Si pensamos que con lo que aprendemos en los primeros años de estudios en la universidad, cuando salimos con 22 años ya sabemos todo lo que hay que hacer en la vida para trabajar, estamos equivocados.
La inteligencia artificial, el Internet de las cosas, todos los avances tecnológicos y digitales están alterando las cualidades de los trabajos que se van a demandar en los próximos años.
Yo en esto tengo una vocación social muy clara, tenemos que ayudar a las personas a buscar ese camino. No podemos dejar desamparados ni a los mayores ni a los jóvenes en la búsqueda de cuáles son esas capacidades, no podemos prometer puestos de trabajo infinitos en el futuro para los hijos de los que hoy se están quedando sin trabajo por culpa de la tecnificación.
Y en esto todos los trabajadores, los empleados y los propios directivos y empresarios y el poder público tienen que hacer lo posible para buscar la manera de facilitar ese acceso al conocimiento y que las personas puedan formarse a los 40, a los 50 y a los 60 y que a la vez ser partícipes de esa formación, ayudemos a que otros los puedan aprender y con eso evitaremos esa situación de que los mayores y también los jóvenes puedan quedarse en desempleo por culpa de la tecnología.
¿Cuáles serán los nuevos nichos de mercado?
Una de las sorpresas que hemos puesto de relieve en el libro es que emprenden más los mayores que los jóvenes.
La tasa de emprendimiento es mayor entre las personas de entre 55 y 65 años que entre las personas de 18 a 30 años, eso es una realidad, con lo cual no hay que incentivar mucho más a los mayores para que emprendan, ya lo hacen en actividades que no son las más modernas en estos tiempos y probablemente por la agilidad y el dinamismo de la economía digital precisamos un emprendimiento diferente en estos próximos años, y ahí es donde hay que apoyarles, es donde ese emprendimiento no debe ser para el negocio tradicional sino que debe ir enfocado hacia la innovación y hacia sobre todo, tareas y responsabilidades que van a ser más demandadas en estos próximos años, no necesariamente para inventar algoritmos o para hacer determinadas herramientas o robots que puedan hacer funciones, sino también para hacer nuevas actividades: la atención de los mayores en sí mismo es una actividad, el trabajo con la tecnología médica es un campo apasionante.
Solo dos terceras partes de las viviendas de nuestro país están preparadas para nuestros mayores. Ahí hay un mundo, es trabajo tradicional, pero hay una actividad económica encubierta que no está desarrollada y que deberíamos potenciar. Cómo preparamos las viviendas de nuestros mayores para que puedan ser utilizadas cuando ya tenemos más años.
Pero también las ciudades… Hay que dignificar esa convivencia, ese tipo de vida que vamos a llevar en las ciudades y en nuestras casas y ahí hay trabajo, profesiones y capacitaciones que hay que continuar desarrollando.
Las pensiones
¿Hay que temer por el futuro de las pensiones?
Es una de las grandes preocupaciones que hemos querido traer el debate público y es el sistema público de pensiones es excelente, sin duda alguna, nos gustaría que las pensiones sean las mejores que podamos tener.
Un pensionista que accede a la jubilación comienza a cobrar como pensión de media el 80% de lo que cobró con su último salario, eso es muy elevado, es el más elevado de nuestro entorno y eso hace difícil pensar que podamos mantener dos conceptos: sostenibilidad y suficiencia del sistema público.
El sistema público español es sostenible, porque está garantizado por la estructura estatal y el estado español es plenamente solvente, pero no va a ser suficiente para pagar las cuantías actuales si no hacemos cambios, si no hacemos reformas.
La reforma pasa por incentivar, mantener el sistema público en sus condiciones actuales y crear los mecanismos de ahorro vinculados a la vida laboral y eso permitiría que los mayores dentro de 30 años tengan dos pensiones: una, la pública que tiene que seguir siendo importante y otra privada.
La dificultad de compatibilizar esa suficiencia con esa sostenibilidad es el gran reto del sistema y ahí es donde tenemos que trabajar todos: ciudadanos, empresas y poderes públicos.
¿Cómo se rejuvenece la economía?
Todos llevamos smartphones, tenemos tablets, ordenadores personales, se trata de adaptarnos a la nueva realidad, hay una nueva economía, cada día surgen empleos y cada día hay que capacitar a cientos a miles de personas en este país para adaptarse a esta realidad, ¿por qué no puede ser CM una persona de 65 años? ¿qué le limita?
Solo pensamos que tienen que ser chicos o chicas de 25 y no así, se trata de adaptarnos, y además están encantados cuando conoces a gente mayor que es capaz de reciclarse y de volver de manera humilde a unas aulas que ya no son las universitarias, precisamente, donde hay tecnología y herramientas diferentes que permiten activarse y regenerar esa vinculación que tiene el cerebro cuando uno está motivado de que encuentras posibilidades de sentirte útil, y si no laboralmente incluso hasta para conectarte con tus nietos a través de Skype para hacer cosa, ¿no?. No podemos tener analfabetos digitales entre los mayores
MAPFRE y los mayores
MAPFRE afortunadamente, por su historia y por su vinculación y el compromiso que tenemos los empleados de MAPFRE con la empresa, hace que convivamos muchas generaciones.
Actualmente, tenemos cinco generaciones trabajando en la empresa. Personas mayores y personas muy jóvenes, todas con experiencias diferentes y que estamos tratando de incorporar y de conectar dentro de la iniciativa estratégica del mercado digital, pues tratamos de que esas experiencias diferentes sean útiles, de que los mayores puedan ayudar a los más jóvenes porque los conocimientos son diferentes, pero también la madurez, seguramente y el conocimiento tecnológico y de ciertas capacidades que hoy en día traen los más jóvenes pies no lo tienen los mayores y pueden ayudar a los mayores en la empresa a aprenderlos, pero también la madurez a la hora de decidir, a la hora de ejecutar y a la hora de controlar los procesos, los proyectos y las actividades empresariales esa experiencia que tienen los que tienen más edad, le puede ser de mucha utilidad a los más jóvenes.
No podemos alterar las condiciones del marco legal, pero sí hacer mucho dentro de la empresa para que esa integración entre mayores y más jóvenes sea más efectiva.
Hoy día, la gente más joven trae esa vitalidad, esa fuerza, esa ilusión y los mayores tenemos un poco más de esa templanza que hace falta para combinar ambos factores y que podamos concluir con éxito nuestros proyectos que al final y que MAPFRE siga creciendo, siga siendo una empresa más grande y sobre todo una mejor empresa.
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