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Los nuevos jubilados aparecen en un escenario cambiante, donde la edad de jubilación va al alza, al igual que nuestra esperanza de vida.
A principios de año se ha producido un aumento de las pensiones en el mínimo legal, es decir, el 0,25%, y supondrá un desembolso para las arcas del Estado de nada menos que de 272 millones de euros. Esa proporción se sitúa por debajo de las predicciones de subida del IPC, que en este año se espera que oscilen cerca del 1,1%. La pensión máxima sería de 2.573,7 euros al mes.
No obstante, desde el pasado 2016, no se tiene en cuenta tanto el IPC como un baremo creado para tal fin: el Índice de Revalorización de las Pensiones, para garantizar un equilibrio presupuestario estatal real. Se basa en un complejo cálculo que tiene en cuenta el efecto sustitución (el crecimiento vegetativo de las pensiones), el gasto en pensiones, el número de beneficiarios y los ingresos contributivos.
Nos encontramos con la primera moderación de pensión desde 2005, año en el que la economía española creció un 3,4%. El pasado 2016, de importante recuperación, España conseguía un aumento del PIB del 3,2% y un récord de las exportaciones españolas, que lograron una cifra de ventas de 254.530 millones de euros, un 1,7% superior al año anterior.
Parece que existe una regla por la que las pensiones asumen temporalmente, y siempre por el bien común, parte del esfuerzo en los años de crecimiento. Mientras que reciben un apoyo extra en los periodos difíciles.
Pero existen otros factores que influyen en el cálculo de la pensión media en España:
Nuestra demografía
Se calcula que en 2030 habrá cambios sustanciales que debemos prever:
- Subirá el porcentaje de mayores de 65 años (del 18,4% a 1 de enero en 2017) al 25%.
- La cifra de población activa se espera que se reduzca por nuestras cifras de natalidad, una de las más bajas del mundo. Un tema pendiente que el Gobierno planea paliar, con la colaboración de la Unión Europea y una implantación de medidas que favorezcan los nuevos nacimientos.
- En 2024 empezará a cobrar su jubilación la generación del baby-boom.
- La proporción afiliado/pensionista disminuye paulatinamente. Hemos pasado de 2,71 en 2007 a 2,28 en 2016 y a 1,3 en 2030. Cuanto más nos acerquemos a uno, más contundente será el hecho de que cada trabajador será responsable de cotizar para una pensión.
- Se estima que la población de España bajará en un millón de habitantes en los próximos 15 años.
El mercado laboral
Es una esperanza para el sistema de pensiones. Tras años de recesión económica, hemos cerrado 2016 con la cifra de 3,7 millones de parados, un 9,54% menos que en 2015. Y las previsiones nos lanzan datos optimistas para 2030, del 12% en 2030, con opciones de llegar al 6% y acercarse al pleno empleo.
Además del aumento en la tasa de ocupación, hemos inaugurado 2017 con el acuerdo en firme del Gobierno para conseguir una subida del Salario Mínimo Interprofesional de un 8%.
También vemos una subida de la estabilidad laboral. En diciembre de 2016, observamos no solo un aumento de las contrataciones, fruto en parte de la temporalidad vacacional navideña, sino también de los contratos indefinidos. Por tanto, no es una recuperación “espejismo” sino una tendencia real. En concreto, hablamos de 122.294, un 13,38% más que el conseguido en diciembre de 2015. Para escépticos: si lo miramos en términos acumulados en todo el año 2016, la cifra es incluso superior, del 13,84%.
Por tanto, con una mayor cifra de ocupados, un incremento de la estabilidad laboral y una subida del Salario Mínimo Interprofesional, hay razones para creer que las pensiones están protegidas y garantizadas.
Otra cosa muy distinta es la tasa de reemplazo, es decir: ¿cuál es el porcentaje de mi sueldo que se me queda con la pensión? Actualmente, es una de las más elevadas de nuestros vecinos de la Unión Europea. Entre un 79 y un 80% y en 2030 puede bajar hasta el 60%. En Francia, a día de hoy se sitúa en el 55% y en Alemania, en un 37,5%.
Aunque tienda a la baja, es fácil complementarla con vías privadas. Por ejemplo, con un Plan de Pensiones MAPFRE. En países como en Holanda, se impulsan los planes de ahorro particulares para que complementen su sistema de pensiones. Actualmente el Estado solo aporta el 27% del último salario. Mientras que el esfuerzo del trabajador medio asume el 63,4% restante.
Esta idea es especialmente indicada para el jubilado autónomo, cuya pensión media en España ascendía a 691,49€ en 2016, lo que supone un 41% menos que la media de un asalariado, en torno a los 1150€.
Ante estos hechos, encontramos una combinación de cifras tranquilizadora: el número de hogares con todos los miembros en paro también se ha reducido en 168.900 durante el pasado 2016. Mientras que la cifra de hogares con todos sus miembros trabajando ha aumentado en 353.200, solo en 2016.
Es decir, menos presión sobre las pensiones españolas para el sustento de las familias.
La solución tributaria
Otra fórmula que se baraja es sacar de las previsiones del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la llamada Hucha de las Pensiones, las pensiones de orfandad y viudedad (que supone el 35% del grueso y eso representa un alivio en la hucha de las pensiones). Estas irían contempladas en los Presupuestos Generales del Estado.
Y en última instancia, grabar con un nuevo impuesto para completar las pensiones y evitar que la tasa de reemplazo, también llamada tasa de sustitución, no se resienta.
Los requisitos de jubilación
Actualmente, la edad de jubilación media está en España en los 63,4 años. Para 2030, podría aumentar en 3 años. Y eso seguiría estando por debajo de la edad legal de jubilación, aprobada en 2013, que subiría poco a poco cada año, hasta los 67 años a partir de 2027.
Por otra parte, también cambiarán los años que se tienen en cuenta para calcular la pensión. Una medida aprobada en 2013 para subir de los 15 años hasta los 25 en 2022. Este 2017 quedan fijados en 20 años.