La multa coercitiva es una herramienta administrativa que se utiliza para obligar a las personas o entidades, a cumplir con una obligación legal o administrativa. Se trata de una forma ejecutiva de los actos administrativos, que se impone a un obligado multas de forma reiterada en un determinado periodo de tiempo, hasta que cumpla con la obligación exigida.

Esta forma de multa se utiliza en distintos ámbitos y su objetivo principal es doblegar al obligado para que cumpla con la obligación impuesta por la ley. Es posible ejecutar la multa coercitiva siempre y cuando se cumplan las garantías legales y los requerimientos establecidos.

En cuanto a su regulación, la multa coercitiva está contemplada en el artículo 103 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas. Este artículo establece las condiciones y los requisitos necesarios para la imposición de la multa coercitiva, así como los plazos y las formas de notificación y ejecución de esta.

¿Cuándo se aplica una multa coercitiva?

Los casos en los que se aplican este tipo de sanciones:

  • Actos personalísimos en los que la compulsión directa no procede.
  • Actos personalísimos en los que, pese a que la compulsión directa procede, la Administración considera de forma motivada que no resulta conveniente.
  • Actos cuya ejecución puede encargarla a otro obligado.

Es importante destacar que la multa coercitiva debe ir acompañada de un apercibimiento previo al obligado. Además, los plazos otorgados para cumplir con la obligación deben ser suficientes y no deben reducirse injustificadamente, ya que esto podría dificultar el cumplimiento voluntario. Es esencial que la persona no sea penalizada sin justificación alguna.

No hay un límite específico en cuanto al número de multas coercitivas que se pueden imponer sucesivamente, a menos que se establezca de otra manera en alguna disposición o previsión legal. Es importante conocer los procedimientos de la multa coercitiva, ya que satisfacen necesidades específicas y tienen requisitos distintos.

Por otro lado, la multa coercitiva es independiente de las indemnizaciones o recargos tributarios, y, por lo tanto, es totalmente compatible con ellas.

¿Multas coercitivas o sanciones administrativas? Conoce las diferencias entre ambas medidas

Las multas coercitivas y las sanciones administrativas tienen objetivos diferentes: mientras que las primeras buscan obligar al sujeto obligado a cumplir con la decisión administrativa, las segundas son una herramienta represiva o retributiva por conductas previamente tipificadas como infracción.

Además, las multas coercitivas se encuentran fuera de la potestad sancionadora de la Administración y deben respetar el principio de proporcionalidad. Es importante conocer la naturaleza de ambas figuras, ya que su imposición requiere procedimientos diferentes, y cualquier error en este sentido podría conllevar su nulidad.

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El equilibrio entre la sanción y la eficacia en las multas coercitivas

El principio de adecuación en las multas coercitivas busca que exista un equilibrio entre la sanción impuesta, y su capacidad para lograr el cumplimiento del mandato administrativo. Es decir, la Administración debe asegurarse de que las multas coercitivas sean proporcionales y adecuadas para vencer la resistencia del obligado y forzar el cumplimiento del acto administrativo.

En primer lugar, el legislador es quien debe valorar si las multas coercitivas son el medio más idóneo para lograr el fin, pudiendo incluso mostrar preferencia por este tipo de medida frente a otras alternativas de ejecución forzosa. Si el legislador no establece un orden de prelación en el uso de los medios de ejecución forzosa, será la Administración quien deba elegir el más adecuado dentro de los medios normativamente previstos.

Además, el principio de proporcionalidad no solo se aplica a la elección del medio de ejecución forzosa, sino también a la determinación de la cuantía de la multa coercitiva y al plazo establecido para su cumplimiento. Ambos aspectos deben estar vinculados al fin perseguido por la ejecución, es decir, el cumplimiento del mandato administrativo.

En definitiva, el principio de adecuación en las multas coercitivas busca garantizar un equilibrio entre la sanción impuesta y su eficacia en la consecución del fin perseguido por la Administración. De esta forma, se evita que las multas coercitivas sean excesivas o desproporcionadas en relación con el incumplimiento del obligado.

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