Según el artículo 1902 del Código Civil, “el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado”. De este precepto se deriva el nexo causal, es decir, la relación que existe entre un hecho o la ausencia del mismo y el perjuicio causado.

En otras palabras, puede decirse que el nexo de causalidad hace referencia al vínculo causa-efecto. Este concepto se utiliza para determinar el hecho concreto que ocasiona un daño a la hora de reclamar al responsable.

Por ello, es sumamente importante acudir al médico cuando se sufre algún tipo de accidente. De este modo, se puede justificar sin lugar a dudas la relación entre el incidente y el perjuicio para solicitar una indemnización. En caso contrario, si se deja transcurrir un cierto tiempo, es posible que la causa del problema se alegue a otros factores.

¿Cuándo se rompe el nexo causal?

Teniendo en cuenta que el nexo causal es un elemento básico de la responsabilidad civil para que se origine el derecho a reclamar una indemnización, es importante saber que esta relación se puede romper en algunos casos. Esto sucede cuando intervienen otros hechos nuevos en el vínculo causa-efecto y provoca un resultado diferente en los daños ocasionados.

En este sentido es posible encontrar multitud de supuestos en los que se produce esta ruptura. Además de lo comentado anteriormente sobre no acudir al médico de forma inmediata después de sufrir un percance, también se puede mencionar la interrupción de un tratamiento médico de forma unilateral o si el perjudicado realiza actividades de forma negligente que empeoran su situación.

Si se rompe el nexo causal por cualquier motivo, la persona afectada se posiciona como la única responsable y, por lo tanto, pierde su derecho a percibir una indemnización. No obstante, puede ocurrir que en la primera valoración médica no se establezca ningún daño y este aparezca algunos días después. Si la relación entre el hecho y el perjuicio deja de existir como consecuencia de ello, el usuario puede interponer una reclamación por negligencia.

En cualquier caso, siempre es recomendable guardar todos los documentos y justificantes que revelen las circunstancias del accidente, así como de la asistencia sanitaria recibida. Esta documentación puede servir como prueba decisiva para defender la postura de la parte que haya resultado perjudicada por la acción.

El caso fortuito y la fuerza mayor en el nexo causal

En algunas ocasiones, a la hora de establecer un nexo causal entran en juego dos conceptos importantes: el caso fortuito y la fuerza mayor. Según las circunstancias del caso, es posible que incluso existiendo relación causa-efecto, la persona que ha causado el daño se libre de compensar a la otra parte por alguno de estos dos motivos.

El caso fortuito se entiende desde el punto de vista de que el agente causante del daño hizo todo lo posible para evitar el incidente. Por su parte, la fuerza mayor hace referencia una situación que es imprevisible y no se puede evitar porque no depende de quien originó el perjuicio.

Dado que establecer cualquiera de estos dos supuestos es ciertamente complicado, se debe analizar cada caso concreto con especial detalle. Además, en este tipo de situaciones es imprescindible contar con un Seguro de Defensa Jurídica MAPFRE que ofrece asistencia específica en reclamación de daños y conexión con despachos de abogados especializados.

MAPFRE