Los juicios rápidos son una herramienta muy interesante para juzgar algunos delitos de una forma más rápida que por la vía convencional. Te contamos qué es, cuáles son sus características y en qué casos puede aplicarse. Además te mostramos cuál es el procedimiento a seguir y las ventajas e inconvenientes que tienen este tipo de procesos.

Un juicio rápido es una modalidad de procedimiento penal que tiene como característica principal la rapidez. Es decir, se pueden tramitar de manera inmediata y aplicando plazos reducidos. Este proceso está diseñado para delitos menos graves que pueden ejecutarse de una forma más rápida. De esta forma se ofrece un resolución en un periodo de tiempo más reducido que en un juicio ordinario.

Características del juicio rápido

  • Inmediatez: se tramita de manera inmediata tras la comisión del delito.

  • Delitos aplicables: delitos flagrantes y de menor gravedad, como delitos de lesiones, coacciones, amenazas, hurto, robo o delitos contra la seguridad del tráfico, entre otros.

  • Plazos: los plazos son mucho más cortos comparados con los juicios ordinarios, permitiendo una resolución más rápida del caso.

¿En qué casos se aplican los juicios rápidos?

Los juicios rápidos se aplican en situaciones específicas, por lo que tienen que cumplir con ciertos requisitos:

  • Circunstancias específicas: delitos flagrantes, identificación clara del autor, y que la instrucción del procedimiento sea poco complicada.

  • Inicio del procedimiento: debe comenzar por un atestado policial y con la detención del presunto culpable o su citación para comparecer ante el juzgado de guardia.

  • Pena prevista: delitos con pena de prisión inferior a 5 años o de cualquier otra naturaleza y duración inferior a 10 años.

¿Qué delitos pueden acogerse a este procedimiento?

Los juicios rápidos están diseñados para agilizar la resolución de ciertos delitos que, por su naturaleza, permiten una tramitación más rápida. Estos son los casos en los que pueden aplicarse:

  • Delitos contra la salud pública: tráfico de drogas a pequeña escala, lo que permite una tramitación rápida y efectiva.

  • Delitos contra la seguridad del tráfico: conducir bajo los efectos del alcohol o drogas, exceso de velocidad o conducción temeraria, entre otros.

  • Delitos de daños: aquellos que causan daños a bienes ajenos, siempre que no sean graves.

  • Delitos de hurto y robo de uso de vehículos: el autor no busca apropiarse el automóvil permanentemente, sino para su uso temporal.

  • Delitos de hurto: se refieren a la apropiación de bienes ajenos sin el uso de la violencia. Son delitos menos graves por lo que su tramitación es más sencilla y rápida.

  • Delitos de lesiones, coacciones, amenazas o violencia habitual: deben estar cometidos contra personas del núcleo familiar o de convivencia del autor, según lo recogido en el artículo 173.2 del Código Penal.

  • Delitos de robo: el robo implica el uso de la fuerza o la violencia para sustraer bienes. Sin embargo, para que se tramite como juicio rápido, deben ser robos de menor gravedad que no conlleven penas superiores a los límites establecidos (prisión inferior a 5 años).

  • Delitos relativos a la propiedad intelectual e industrial: reproducción y distribución no autorizada de obras protegidas por derechos de autor o la falsificación de productos.

¿Cómo es el procedimiento del juicio rápido?

El procedimiento del juicio rápido se divide en varias fases:

  • Fase de detección del delito: los agentes de la autoridad detectan el delito y detienen o citan al presunto culpable.

  • Fase de diligencias previas: la Policía Judicial se coordina con el juzgado de guardia para recabar pruebas y testimonios.

  • Tramitación alternativa: el juez decide si seguir con un procedimiento abreviado, archivar el caso, o continuar con el juicio rápido.

  • Conformidad del acusado: el acusado puede aceptar la pena propuesta, beneficiándose de una rebaja en la misma.

  • Celebración del juicio oral: si no hay conformidad, se celebra el juicio oral, siguiendo los cauces del procedimiento abreviado.

Diferencias con un juicio ordinario

Los juicios rápidos presentan una serie de diferencias con respecto a los juicios ordinarios que es importante conocer para saber cuándo se pueden o no ejecutar:

  • Complejidad: están diseñados para delitos menos complejos.

  • Duración: los juicios rápidos son más cortos que los ordinarios.

  • Flexibilidad: permiten la posibilidad de conformidad del acusado, reduciendo aún más los tiempos y el precio.

  • Plazos procesales: los plazos para la presentación de pruebas y defensa son más reducidos.

Ventajas de los juicios rápidos

Los juicios rápidos presentan una serie de ventajas que hacen que sean muy adecuados en las situaciones que se han señalado anteriormente:

  • Conformidad del acusado: posibilidad de beneficiarse de una reducción de la pena.

  • Son más baratos: menor coste económico comparado con los juicios ordinarios.

  • Tramitación rápida: permite una resolución más rápida del caso.

Desventajas de los juicios rápidos

Por su parte, también presentan una serie de desventajas a la hora de ejecutarse:

  • Menor tiempo para la defensa: se acortan los plazos para preparar la defensa y valorar pruebas.

  • Pruebas: menos tiempo para practicar y presentar pruebas.

  • Sentencias firmes: si la acusación no recurre, la sentencia se vuelve firme y se pierde la oportunidad de apelar.

En estos casos es importante contar con profesionales especializados en juicios rápidos que puedan llevar a cabo el procedimiento de la manera adecuada. Contar con un Seguro de Hogar que incluya asistencia jurídica como los que ofrece MAPFRE es una buena opción cuando te enfrentas a un juicio rápido. De esta forma tendrás defensa y representación legal, algo fundamental teniendo en cuenta el tiempo disponible para preparar el caso.

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