No sólo la crisis ha cambiado de arriba a abajo el mundo de las finanzas: también el mercado ha evolucionado junto a las empresas y las demandas sociales.

Hace 10 años, eran las empresas dedicadas al sector del petróleo las que sostenían la batuta en cuestión de valor financiero. No obstante, la volatilidad del crudo, aderezada con esa creciente voluntad mundial de un crecimiento sostenible, cuya antítesis suele relacionarse con los recursos tradicionales, ha jugado a favor de la emergencia de un nuevo sector: las empresas tecnológicas.

Es innegable que las Tech Companies son hoy las ganadoras de una batalla que lleva librándose varios años, con Microsoft, durante años, casi como único representante en esta orilla. Hoy Microsoft sigue manteniendo una posición privilegiada, regular y vencedora, como muestran las estadísticas: en 2006, las compañías con más valor eran ExxonMobil, General Electric y la de Bill Gates. Diez años después, el mercado lo manda Apple, seguido por Alphabet (matriz de Google), y, de nuevo, Microsoft. A continuación, encontramos Amazon, una superviviente ExxonMobil, y Facebook, que habrían pasado a sustituir a Citigroup, BP y Royal Dutch Shell.

Y es que ¿Cuál es la situación ahora mismo de la industria petrolífera?

Pese a que aún queda un poco para la desaparición total del fósil, ha quedado claro ya que el sector está pasando por uno de sus periodos más cambiantes en toda la corta historia que lleva a los hombros. Estas transformaciones acabarán por redefinir de manera definitiva el concepto de “compañía energética” tal y como lo conocemos. La manera tradicional de comercio del oil & gas tendrá que adaptarse, probablemente mediante una estrategia inteligente que mantenga su atractivo, cada vez menor, en un momento de creciente conciencia social que condena el impacto medioambiental de la industria.

La notable caída en los precios del crudo estadounidense –a menos de 40 dólares el barril al final de 2015- muestra la débil demanda global al país en un momento de emergencias de otros mercados, como China o Arabia Saudí, con lo que las grandes petrolíferas americanas han visto cómo se desplomaban sus valores en los mercados.

¿Y qué hay de la tecnología?

La tecnología es hoy la espina dorsal de la economía, al menos digital. La rapidez de los cambios y el nivel de actualizaciones que ha supuesto la aparición de la tecnología en el mundo financiero han obligado a llevar un ritmo vertiginoso en muchas fases del proceso económico, al que muchos no estaban acostumbrados.

Los avances en los procesadores informáticos, el almacenamiento de datos, el diseño de la inteligencia artificial, la ubicuidad de la banda ancha, la movilidad empresarial y otros tantos progresos han apuntado, desde el punto de vista económico, a oportunidades que hasta ahora nunca se habían considerado, preparando el caldo de cultivo preciso para un crecimiento exponencial de las empresas tecnológicas en la última década.

Este caldo de cultivo, precisamente, que ha llevado al desarrollo notable de analíticas de big data, y el meteórico ascenso del Internet de las Cosas, ha transformado, incluso, negocios y actividades empresariales de todo el mundo que nada tenían que ver con el sector tecnológico. De esta forma, la tecnología ha servido como motor de cambio en gran parte de la producción industrial a nivel mundial.

Con este crecimiento de las empresas tecnológicas en la última década, seremos testigos de una espiral de cambios en los mercados económicos de gran velocidad. Para aquellos que son menos arriesgados en su forma de entender el mundo, los Planes de Pensiones de MAPFRE aseguran, con grandes garantías, un retiro sin sobresaltos, gracias al esfuerzo durante su vida laboral.