Cuando llega la jubilación, nos encontramos de repente con un cambio sustancial en nuestro modo de vida. Si hemos trabajado hasta entonces, una vez jubilados tendremos un vacío diario donde antes teníamos jornada laboral, y habrá que invertirlo en otras actividades. El cambio, sin embargo, no es inmediato o brusco, sino que pasa por fases lógicas de adaptación.

No todas las personas pasan por las mismas fases de la jubilación, ni tiene por qué ser algo estándar, pero basta con pensar que pasaremos de una fase de la vida particularmente ajetreada, a otra fase en la que teóricamente nos vamos a dedicar a descansar y disfrutar con nuestra pensión de nuestros pasatiempos, de la familia y de todo lo que antes no podíamos apreciar.

Hace muchos años, en la década de 1970, se propuso una teoría de la continuidad (Robert Atchley) en la que se decía que los adultos mayores tratan de mantener la continuidad del estilo de vida mediante la adaptación de las estrategias que están conectados a sus experiencias pasadas. En otras palabras, que tratamos de vivir como siempre hemos vivido.

Más tarde se propusieron seis fases para la época de jubilación, que no todo el mundo va a pasar, pero que en algún momento, todos podemos sentir como nuestras:

Fase 1: Pre-jubilación

Se refiere a los meses anteriores al retiro, en los que uno se centra en ir cortando lazos en el trabajo y empieza a hacer planes para lo que vendrá después de su último día en el mundo laboral.

Fase 2: Jubilación

Llegó el momento, y normalmente las personas se pueden decantar por una de tres opciones:

  • La «luna de miel», es decir, tomarse la jubilación como unas vacaciones permanentes y hacer lo que antes no podías hacer, normalmente viajar y cualquier opción de ocio que anteriormente se descartaba por falta de tiempo.
  • La «rutina inmediata de jubilación», o lo que es lo mismo, la rutina que siguen las personas que trabajaban mucho, pero también encontraban tiempo para el ocio y tiempo libre. Estas personas inmediatamente encuentran una rutina estable, incluso se mantienen ocupados aun jubilados.
  • El «descanso y relax», o sea, personas con vidas laborales frenéticas con poco tiempo para sí mismos que eligen hacer bien poco los primeros años del retiro. Descansar es prioritario. Poco a poco retomarán, seguro, la actividad.

Fase 3: Desencanto

Hay personas a las que la jubilación les cuesta más: adaptarse a un período sin ocupación «real» es duro. Tras las primeras fases de jubilación llega un momento en el que se tiene la sensación de que no se está haciendo nada interesante, o productivo.

Fase 4: Reorientación

Es el momento en que se superan una o todas las primeras fases comentadas, y el jubilado se pone «manos a la obra» para tomar el control de su nuevo modo de vida. Puede que se vuelque en actividades de la comunidad, que cultive una nueva afición, o que encuentre una rutina que haga su vida cómoda y agradable.

Fase 5: La rutina del jubilado

Cuando uno se encuentra en esta fase (que puede ser temprana, o llegar tras algunos años), se encuentra en una situación cómoda y gratificante. Ha conseguido el objetivo de adaptarse a la etapa de jubilación y ya la disfruta completamente. Es la fase más, por decirlo así, interesante de la jubilación.

Fase 6: El fin de la jubilación

Con el tiempo, el rol de jubilado pasa a un segundo plano en la vida de algunas personas. Es una fase un poco triste porque suele significar que la persona no puede valerse por sí misma, o bien que haya caído enferma, pero a la postre también es una fase de la jubilación.

Como vemos, no todos tenemos por qué pasar por las mismas fases de la jubilación, podemos incluso instalarnos cómodamente en la fase de rutina sin problemas. Estas fases son una orientación de los estados por los que, probablemente, podamos pasar una vez llegue el día de la jubilación.

Lo que debes saber…

  • Las fases de la jubilación son los episodios de adaptación lógicos que puede pasar una persona.
  • No todo el mundo pasa por lo mismo, una vez jubilado. Estas fases son orientativas y podemos pasarlas todas, o solo unas pocas.
  • Lo más importante para ser felices una vez jubilados, es asumir con tiempo suficiente que vamos a cambiar radicalmente nuestro modo de vida.

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