Para entender de qué manera puede afectar brecha salarial de género en las pensiones, hay que observar el panorama actual español. En nuestro país, el sistema público de pensiones se mantiene de las aportaciones de los trabajadores, mediante sus cotizaciones a la Seguridad Social, para abonar las pensiones públicas por jubilación de los trabajadores ya retirados. Uno de los principios bajo los cuales funciona el sistema de pensiones públicas en España es el de la «proporcionalidad contributiva».

¿Qué significa este principio en relación con las pensiones, que es el tema que nos ocupa? Significa que la cuantía de las prestaciones que se reciban en la etapa de la jubilación guardará relación directa con las cantidades aportadas al sistema público y al período de cotizaciones efectuadas durante la etapa de actividad laboral. El  trabajador accede, pues, a una pensión mensual de carácter vitalicio, cuyo importe está supeditado a varios factores: a las cotizaciones aportadas los últimos años de vida laboral; a los años de cotización; y al tipo de jubilación obtenido (ordinaria, anticipada o diferida).

Brecha salarial de género y pensiones

Las diferencias del mercado laboral entre hombres y mujeres causan que aquellos, generalmente, tengan carreras laborales más largas y con empleos mejor remunerados que las mujeres. Muchas de ellas se ven obligadas a abandonar la actividad laboral o a interrumpirla temporalmente en mayor medida que los hombres por diversos factores.

Son mayoría las que trabajan a tiempo parcial. Esta circunstancia se ve agravada aún más cuando el trabajo a tiempo parcial se desarrolla dentro de un contrato de duración temporal, del que las mujeres son las principales destinatarias. Además, muchas de ellas han tenido que dedicar parte de su tiempo al cuidado del hogar y la familia. Todas estas variables provocan que las mujeres permanezcan en el mercado laboral menos años que los hombres, y que sus cotizaciones a la Seguridad Social sean menores debido a las bajas retribuciones obtenidas por la mala calidad de los empleos.

Las consecuencias, en un sistema contributivo como el español, son inevitables: los hombres, con más años de cotización y pagando unas cotizaciones más altas, tienen mejores pensiones de jubilación que las mujeres.

Las diferencias en el mercado laboral son, pues, el factor determinante que provoca una brecha salarial de género que incide directamente, con efectos negativos para las mujeres, en el sistema de pensiones y no una discriminación hacia ellas atribuible al propio sistema.

Las mujeres españolas cobran menos pensiones y en menor cuantía que los hombres, excepto cuando se trata de pensiones de viudedad, en las que superan a los hombres en número y prestaciones. Aunque en realidad estas son más bajas que las que se perciben por  jubilación. En conjunto, las pensiones contributivas que reciben las mujeres actualmente jubiladas son un 34 por ciento más bajas que las que perciben los hombres.

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Brecha salarial de género en Europa

Sin embargo, esta brecha entre pensionistas mayores de 65 años, a pesar de ser muy alta, está por debajo de la media europea (el 38 por ciento). Países como Alemania, Holanda, Reino Unido, Austria y Francia tienen una brecha mayor que España. Por otra parte, esta brecha se está últimamente recortando de manera progresiva, según los últimos datos de 2016.

En la actualidad, las nuevas mujeres pensionistas cobran un 22,5 por ciento menos que los hombres, cuando hace diez años esa diferencia era del 47 por ciento. Es decir, la brecha se ha reducido a la mitad en ese espacio de tiempo. Los expertos confían en que en otros diez años se pueda llegar a la equiparación total en las carreras laborales de hombres y mujeres y, consecuentemente, esa equiparación llegará también a las pensiones.

Un dato también a tener en cuenta es que la brecha por nivel educativo entre pensionistas –sean hombres o mujeres- de entre 65 y 79 años afecta más severamente a los que solo tienen estudios de Primaria (33 por ciento), frente a los que tienen estudios de Secundaria (28 por ciento) y a los titulados universitarios (21 por ciento).

En cualquier caso, apostar por un sistema privado de ahorro es la mejor opción para incrementar la fuente de ingresos una vez terminada la etapa laboral. Los Planes de Pensiones MAPFRE cumplimentan la paga pública y aseguran el bienestar económico en el futuro.