Exceptuando el caso de Suiza, donde hay políticos “milicianos” que siguen ejerciendo su trabajo, por lo general, dedicarse a la actividad política muchas veces supone el obligado abandono de la que era la ocupación habitual del ahora político; por ello, desde las Cortes se ha intentado cuidar esta situación excepcional que, en la teoría, perjudica la posterior reinserción laboral del que se entrega a la actividad parlamentaria o política, y que no contemplaba la prestación por desempleo tras esos años en el cargo.

La jubilación de los políticos antes de la reforma de 2011

Siempre hablando de una manera abstracta, a los ex políticos se les suele asociar con cierta dificultad a la hora de reinsertarse y encontrar un trabajo en su régimen habitual, debido a estos años dedicados al mandato social, por el carácter público de su figura y por la inactividad en su campo; entonces, parece lógico que haya que cuidar que puedan disponer de una pensión por retiro como el resto de las personas si esto es cierto. De hecho, el Reglamento de Pensiones Parlamentarias

“Tiene como objeto situar a los parlamentarios españoles en un nivel equiparable a la media de los países de nuestro entorno”.

No obstante, hasta 2011 los políticos disfrutaban de privilegios como ningún otro sector poblacional: su régimen de jubilación permitía que, mientras que un trabajador tiene que cotizar 35 años entonces (37,5 años, según las últimas reformas) para recibir el 100% de la pensión de jubilación, en el caso de un mandatario, se podría acceder a la totalidad con tan solo once años de desempeño político en el escaño; además, se recibiría el 80% de la pensión si la actividad laboral llegaba a tan solo 7 años.

Otro privilegio del que disfrutaba nuestra clase parlamentaria antes de la reforma era la aportación mensual a cada diputado del Congreso de los Diputados de una prestación para un plan de pensiones. Esta prestación provenía de los Presupuestos Generales del Estado, por lo que su percepción venía de mano del contribuyente, y se establecía en un plan de pensiones privado para todos los diputados, con unas excepcionales condiciones de rendimiento y de garantías.

Jubilación de los políticos tras la reforma de 2011

El 19 de julio de 2011, por iniciativa del Partido Socialista, con José Bono y Javier Rojo abanderando, se aprobó el acuerdo de que diputados y senadores cotizasen de la misma manera que el resto de los afiliados a los regímenes de la Seguridad Social. Es decir, que se derogaban los artículos del Reglamento de las Pensiones Parlamentarias que establecían los porcentajes a percibir según la duración del desempeño parlamentario: como ya se ha referido antes, el 80% si el mandato ha durado de 7 a 9 años; el 90%, si se ha prolongado hasta los 11 años, y el 100% por más de 11 años de mandato.

Cualquier diputado o senador electo desde entonces, se sometería a un régimen similar al de cualquier otro trabajador; no obstante, esta modificación no tiene carácter retroactivo, por lo que todos los políticos comprendidos desde 1977 hasta 2011 seguirían acogiéndose legalmente a esta ventaja.

Con respecto al plan de pensiones privado al que el Estado dirigía una aportación por cada diputado, las reformas en esta cuestión exigen que el 100% de la donación que se realice sea por parte del político, de forma que ni un céntimo de los Presupuestos Generales se dirija a esta prebenda de manera directa, ya que de manera indirecta se hace a través del diputado que decide destinar parte de su sueldo (abonado desde los PGE). Izquierda Unida y UPyD eran los dos únicos partidos que hasta 2011 habían renunciado a este privilegio, y Podemos (cuya fundación fue posterior) anunció que no participaría de estos planes a nivel individual, que es como actualmente se permite.

Así funciona la jubilación de los políticos actualmente, cuyos privilegios se van revisando cada vez más, en pos de establecer una conexión real y simétrica entre los mandatarios y los ciudadanos. Aun así, los sueldos de muchos distan en gran parte de los sueldos de la mayoría social, lo cual tendrá directa repercusión en su prestación por jubilación. Para los que quieran asegurarse un retiro dorado, de manera honrada y recompensando todos estos años de esfuerzo individual y superación, los Planes de Pensiones MAPFRE, con sus condiciones, actúan como el mejor garante de nuestra jubilación deseada. No dudes en informarte.