El Gobierno de Portugal acaba de anunciar nuevas medidas para recortar el gasto y hacer frente al déficit público. En lo referente a pensionistas y a la jubilación, sigue reformando el sistema para sanear sus cuentas todo lo posible: ha elevado la edad de jubilación a 66 años, esto es, un año más. No obstante, la edad legal seguirá en los 65 años. A quienes se jubilen antes de los 66 años se les aplicará una penalización en la prestación. Las fuerzas de seguridad no podrán jubilarse antes de los 58 años.

Cómo cambian las tasas

Además, habrá una tasa que gravará las pensiones en función del crecimiento económico del país. Sobre este nuevo impuesto todavía no se conocen los detalles de cómo se va a aplicar. Podría ser una fórmula similar al factor de sostenibilidad, que ya lleva implantado en el país luso desde 2010. Allí, este mecanismo está vinculado a la esperanza de vida. Las pensiones se actualizan con el IPC y la evolución del PIB.

Como medida para hacer frente al déficit público, Portugal suprimió hace unos meses las jubilaciones anticipadas hasta al menos 2014. Esta modalidad de retiro había aumentado considerablemente en los últimos años (en 2009 se registraron 14.843 y en 2011 fueron  26.630), poniendo en peligro el sostenimiento financiero del sistema de pensiones, ya que las previsiones para 2012 y 2013 apuntaban de nuevo a un aumento. Aunque este ajuste no afecta a la mayoría de los funcionarios ni a los desempleados de larga duración. Portugal cuenta con 10,5 millones de habitantes, de los cuales 5,5 millones son población activa, y 700.000 funcionarios.

El miedo a la pobreza en la vejez es un sentimiento generalizado en la población de todos los países europeos, pero sobre todo en los del sur: en Portugal e Italia, nueve de cada diez encuestados declaran tener miedo a sufrir esta situación, según una encuesta elaborada por YouGov para «Investmentfonds. Nur für alle».