La reforma ha entrado en vigor el 1 de enero de este año y todavía sigue implantándose con el denominado factor de sostenibilidad, que será presentado en el Congreso en septiembre. A pesar de que los cambios han sido grandes, son reformas paramétricas del sistema, no estructurales.

Para qué sirven

El objetivo de las reformas paramétricas es reducir el gasto en pensiones. Entre ellas se encuentra el aumento de la edad de jubilación, una medida acometida en muchos países europeos, España incluido. De 2013 a 2027 se retrasará de forma progresiva de los 65 a los 67 años. Este retraso afecta incluso a la edad de jubilación anticipada.

Por ejemplo, en nuestro país pasará de los 63 a los 65 años hasta 2027. Al tiempo, se han incrementado porcentajes adicionales por trabajar después de cumplir la edad legal de jubilación.

Qué cambios suponen

Otra forma de equilibrar las cuentas de la Seguridad Social es a través de la actualización de las cotizaciones sociales y la revalorización de las pensiones. Medidas que reducen la tasa de cobertura o cuantía de las pensiones «porque los índices de precios tienden a crecer a tasas menores que las tasas a las que crecen los salarios», explica un estudio de la Fundación Edad & Vida.   Modificar la fórmula para calcular las pensiones se ha llevado a cabo sobre todo en los países con un sistema de pensiones de prestación definida como el español.

Aumentar el número de años de cotización para recibir el 100 % de la pensión o incrementar el de años tomados en cuenta para calcular la base reguladora son algunos de los cambios introducidos. En el primer caso, en España, se exigirán 37 años de cotización. Además, para calcular la pensión se tendrán en cuenta los últimos 25 años de cotización, es decir, que a partir de los 42 años comienza la cuenta atrás para la jubilación. Todo lo cotizado antes de esa edad no se tendrá en cuenta para el cálculo.