Lo que se viene debatiendo desde hace tiempo es que para asegurar la sostenibilidad y las pensiones públicas futuras, es la necesaria reforma permanente, pero impulsando con decisión el ahorro privado.

Y a mejor manera de conseguir que todos ahorremos más es que nos salga barato, es decir, que dispongamos de incentivos fiscales para las pensiones privadas y, de igual manera, que se fomenten los planes de empresa. Si sumamos a ello disponer de más «efectivo» relajando el sistema de cotizaciones, tendremos más alicientes para ahorrar y complementar, finalmente, la pensión pública.

Principales medidas de fomento de la inversión privada

  • Para ahorrar, las familias deben tener incentivos de algún tipo, y los mejores son los que proporcionan ventajas fiscales
  • Los españoles ahorramos poco, mal y tarde: es necesario variar la tendencia al poco ahorro mediante los incentivos que señalamos.
  • La no dependencia absoluta del sistema público es lo que hace interesante el ahorro privado.

Las ventajas de disponer de una alternativa privada a las pensiones públicas son muchas, entre otras que no existirá una dependencia absoluta con el sistema público, que puede verse muy afectado por la economía y sus altibajos. Tener un colchón privado es fundamental, como tantas veces hemos comentado, pero lo cierto es que si no hay aliciente ninguno (económicamente hablando), ¿quién podría ahorrar, realmente?

Algo muy importante para poder tener menos presión a la hora de ahorrar es rebajar las cotizaciones sociales, pero en ese caso habría que subir otro impuesto. Esto podría afectar en cierta manera la economía doméstica, pero a cambio existirían facilidades para el ahorro privado. Es el punto fundamental.

Hay que decir que, aparte de los necesarios incentivos para el ahorro en la forma de relax fiscal sobre los planes de pensiones y los seguros de vida, hemos de acostumbrarnos a ahorrar mejor: los españoles ahorramos poco y mal. Tenemos una percepción de los planes de pensiones que puede ser parcial o errónea (se piensa que tienen comisiones caras, o que la rentabilidad es baja) y sin embargo solo está el 4% de los ahorradores en los planes más rentables.

Además, empezamos a ahorrar muy tarde, y eso nos supone un estrés bastante alto, ya que la diferencia entre empezar el ahorro a los 30 años, o hacerlo a los 50 es que incrementamos en un 50% el esfuerzo instantáneo que debemos hacer para incrementar nuestro ahorro total.

Una estrategia de ahorro creciente, es decir, ahorrando relativamente poco al principio, para ir incrementando las aportaciones año a año, pueden hacer que el ahorro crezca sin apenas notarlo, pero para ello debemos creer en el sistema… ¡y debemos observar ventajas fiscales para ello!

Con todo, tenemos la suerte de disponer de grandes herramientas para ese ahorro como los Planes de Pensiones MAPFRE, y que si bien no son las óptimas, cuentan con desgravaciones fiscales que merecen ser tenidas en cuenta. Conócelos si quieres vivir tu jubilación de una forma más cómoda y económicamente segura.