Algunas empresas y administraciones públicas ofrecen a sus empleados algo más que un sueldo a cambio de los servicios prestados. Es el caso de los planes de pensiones de empleo (PPE) que se encuadran dentro de lo que se conoce como retribución flexible o salario en especie.

Estos planes privados son impulsados por el empleador con el objetivo de complementar la pensión que ofrece la Seguridad Social cuando el trabajador se jubila. Sin duda, es uno de los beneficios sociales mejor valorados, aunque es importante que la política de inversión se haya fijado previamente de forma clara.

¿Cómo se realizan las aportaciones a un PPE?

Es importante aclarar que ningún trabajador está obligado a adherirse a un plan de pensiones de empleo, así como que las contribuciones que realiza cada empleado pueden ser diferentes. A partir de ahí, las aportaciones se efectúan siguiendo algunos criterios:

  • La empresa está obligada a contribuir en el plan de la forma que se especifique en las condiciones.
  • Del mismo modo, los trabajadores que deciden sumarse al PPE deben aportar conforme a lo establecido.
  • La suma de las aportaciones realizadas por la empresa y el empleado no pueden superar el límite de 8.000 euros al año. No obstante, en el caso de los partícipes con discapacidad, esta cuantía se incrementa hasta 24.250 euros anuales.

¿Qué ventajas fiscales tienen los planes de pensiones de empleo?

Al igual que los planes de pensiones individuales, los PPE también permiten deducir en la declaración de la renta la menor de las siguientes cantidades:

  • 8.000 euros anuales.
  • O el 30 por ciento de los rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas percibidos por el empleado.

Por su parte, la empresa tiene derecho a reducir las contribuciones que realiza al PPE de la base imponible del impuesto de sociedades.

¿Se puede mover un plan de pensiones individual a un PPE?

Los trabajadores que sean titulares de un plan de pensiones individual o un plan de previsión asegurado pueden traspasar sus derechos consolidados al plan de pensiones de empleo sin ninguna restricción. Sin embargo, la acción contraria no se puede realizar, es decir, el capital de un PPE no se puede movilizar hasta que no finalice su vigencia.

En otro supuesto, los empleados pueden compatibilizar un plan de pensiones individual y un PPE. Las aportaciones que se realicen a ambos productos están limitadas a un máximo de 8.000 euros al año.

¿Cómo se controlan los planes de pensiones de empleo?

Los planes de pensiones de empleo están conformados por los mismos elementos que en cualquier otra modalidad: promotor, partícipe y beneficiario. Es muy importante destacar que la primera figura suele estar conformada por los representantes de los trabajadores y los empleados.

Por lo tanto, el primer nivel de control corresponde a la comisión que se designe en las condiciones del PPE. Además, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones se encarga de supervisar que la empresa cumple con todas las normas.

¿Qué sucede con el PPE si se extingue la relación con la empresa?

Si finaliza la relación entre el trabajador y la empresa, existe la posibilidad de traspasar el capital acumulado a otros productos. Es preciso que esta opción se especifique en las condiciones del plan, ya que, en caso contrario, el PPE queda en suspenso.

En el caso de que la empresa ponga fin a su actividad o se disuelva, los derechos consolidados del plan de pensiones de empleo se traspasan a otro de igual modalidad. Si no fuera posible, el partícipe puede designar un plan individual o un plan de pensiones. Para eso, te recomendamos recurrir a los Planes de Pensiones MAPFRE para ahorrar de una manera totalmente flexible.