La diversidad de instrumentos de ahorro para la jubilación es muy amplia y no se limita sólo a los diferentes planes de pensiones. Hay productos alternativos, quizá menos conocidos, que permiten buenos rendimientos y niveles muy bajos de riesgo.

En este sentido, los Planes de Previsión Asegurados  o PPA como los que te ofrece MAPFRE representan una opción que permite acumular capital de una forma segura y con un interés fijo o variable.

La principal diferencia entre ambos es que el montante principal está asegurado en estos últimos, igual que el interés, mientras que los Planes de Pensiones (PP) pueden registrar ligeras pérdidas al invertir en mercados de renta fija o renta variable (o ambos a la vez).

El riesgo es mayor, pero también permiten lograr mejores rentabilidades en función del tipo de mecanismo que elijamos.

¿Qué es un plan de pensiones?

Un plan de pensiones es un producto de ahorro a largo plazo, diseñado para la jubilación, que invierte el capital del titular en función de su política de inversión. Existen varios tipos de planes, en función del promotor.

Pueden ser individuales, que se comercializan por parte de las entidades financieras y aseguradoras, así como de empleo, gestionados por una empresa y en la que los trabajadores realicen aportaciones.

El gestor del plan de pensiones invierte el capital aportado por los partícipes en el mercado, compra y vende activos y actúa para lograr la máxima rentabilidad para sus clientes.

Estos productos, igual que los PPA, cuentan con ventajas fiscales y pueden ser rescatados en su totalidad o percibidos en forma de renta, a los diez años de su contratación o en el momento de la jubilación.

¿Qué es un plan de previsión asegurado (PPA)?

Los PPA son mecanismos conservadores de ahorro que se nutren de las aportaciones de los inversores y ofrecen una rentabilidad mínima -asegurada- durante un determinado periodo de tiempo.

El capital principal se puede rescatar sólo en el caso de la jubilación, aunque también se establecen supuestos de rescate en situaciones como el paro de larga duración, la invalidez, el fallecimiento o las enfermedades graves. Se utilizan normalmente para complementar la pensión de jubilación.

Estos productos aseguran el capital aportado por el inversor y un tipo de interés fijado periódicamente (cada trimestre, semestre o año, dependiendo del emisor) en función de la situación de los mercados financieros.

La seguridad que ofrecen implica que el inversor se asegura que recuperará todo el capital invertido y un rendimiento pactado en el proceso de contratación. Evidentemente, si el partícipe recupera el capital principal antes de lo acordado, todas estas garantías respecto a la rentabilidad no se aplican al producto.

¿Qué producto se adapta mejor a mis necesidades?

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La decisión entre uno u otro tipo de producto se decide en función de la disposición del cliente a la asunción de riesgos, de su perfil inversor y su búsqueda de rentabilidad.

Ambos son productos conservadores, pero los planes de pensiones cuentan con un nivel superior de exposición a la evolución del mercado. Y, por tanto, mayores opciones de lograr rendimientos algo superiores.

A diferencia de los planes de pensiones, los PPA no pueden tener una rentabilidad negativa, aunque pueden sufrir diferencias significativas de rendimiento -así como de impacto fiscal- si el rescate del capital se produce antes de supuestos como la jubilación, el fallecimiento o la invalidez, o si los mercados evolucionan de forma negativa.