Los obstáculos para el ahorro son de diversos tipos, pero en el hecho de no ahorrar lo que queremos, además de la incapacidad material que algunas personas puedan tener y que les obliga a utilizar sus ahorros para otros menesteres, hay factores psicológicos importantes.

Pensar en el largo plazo: fundamento para el ahorro

Esos obstáculos psicológicos que nos frenan el ahorro puede ser tan simples como que nos sintamos convencidos de que no tenemos capacidad para ello en absoluto. Otros son más elaborados y, a priori, no reconocemos como barreras en sí. Los ejemplos más notables son la zona de confort y la resistencia al cambio, y también nuestra incapacidad de reconocer de forma natural el medio y largo plazo.

Ilustremos la cuestión con una barrera mental bastante importante para muchas personas: las suscripciones que nos permiten un ahorro  a largo plazo en cualquier servicio. Igual que es más rentable un depósito de largo plazo que uno de corto, por regla general. La aparente «pega» es que el pago ha de realizarse en el momento, y es increíble comprobar cómo podemos dudar seriamente sobre si pagar 20 euros cada mes por un servicio, o bien pagar 199 euros para todo el año. Así visto la diferencia en el momento es notable: 20 contra 199. Sin embargo es fácil ver que en el pago anual nos hacen un descuento importante (de 20 euros/mes a 15,58 euros/mes).

El caso de WhatsApp, reciente, es de libro: protestas por pagar 0,78 euros al año por una aplicación que permite mensajería instantánea, envío de imágenes y vídeos. Personas que dudan si cambiar de aplicación porque aún quedan unos meses para agotar el año que han pagado. Y todo porque la aplicación empezó siendo gratuita y luego se pasó al pago. ¿No es esa una barrera mental? ¿Cuánto dinero nos costaría hacer lo mismo que hacemos con WhatsApp a base de SMS y MMS? Otra barrera más que nos impide ahorrar.

Pagar por imagen o estatus es otra barrera mental muy perniciosa para el ahorro. Por citar dos tipos de producto (algo que no quería hacer, pero no queda más remedio para ilustrar), pongamos de un lado un smartphone Nexus 5 y por otro un iPhone 5. La diferencia de precios es abismal, pero la diferencia de prestaciones no lo es. Son diferentes, pero son dos aparatos de gran potencia y versatilidad. Bueno, iPhone no es lo más versátil del mercado. ¿Pagar más por tener un producto de una marca cerrada, poco versátil y con una pantalla más pequeña? son obstáculos para el ahorro que está muy trabajado durante años con las ingentes inversiones en publicidad.

Otros obstáculos típicos están relacionado con el ahorro energético. Es frecuente que para ahorrar en electricidad, gas, agua,… debamos hacer primero una instalación de algún tipo, que a priori es una suma de dinero que nos parece importante. Ejemplos: aislamiento en puertas y ventanas; bombillas de bajo consumo o bombillas LED; olla exprés,… Hay que invertir un dinero, desde el más modesto hasta el más importante (aislamientos), pero nuestras barreras mentales nos impiden ver la rentabilidad a largo plazo de esas inversiones. «¿Cómo vamos a recuperar todo eso ahorrando gas?«. No lo vemos.

Es muy importante, para ahorrar en gastos (hoy no hablamos de ahorro directo, sino «del otro»), saber leer el largo plazo y analizar si nos conviene gastar algo extra hoy, para ahorrar en gastos durante los próximos 20 años. No es fácil al principio, pero es decididamente la mejor opción para gastar menos, y disponer de más y quizá podamos invertir ese dinero en seguir ahorrando, por ejemplo, para nuestra jubilación .