¿Alguna vez has tenido un cheque en tus manos? La respuesta de mucha gente probablemente sea negativa, pues se trata de un método de pago en desuso, pero que se resiste a desaparecer. Y es que su historia viene de lejos: algunos sitúan su nacimiento en la Italia del Renacimiento, cuando se popularizó un producto que fue su precedente, la letra de cambio; pero la mayoría de los historiadores señalan la Inglaterra del siglo XVIII como el momento del origen del cheque moderno. En ese momento, el uso de este documento -que básicamente es una orden de pago bancaria que una persona le entrega a otra, para que el segundo pueda retirar una determinada cantidad del dinero que el primero tiene en su cuenta en una entidad financiera- se extendió tanto que el Banco de Inglaterra decidió estandarizar el proceso. Así, creó unos formularios recortables, impresos en talonarios, que además servían para comprobar o verificar (en inglés, ‘check’) la autenticidad del documento.

Y dentro de los tipos de cheques, uno de los más comunes es el cheque al portador. ¿Cómo se cobra? ¿Cuándo caduca? ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas? Aquí te traemos las respuestas.

Tipos de cheques

Si nos ponemos ortodoxos, hay bastantes tipos de cheques, aunque varios de ellos ya prácticamente no se utilizan: el cheque de viajero, el cheque en ventanilla, el cheque conformado, el cheque cruzado, el cheque para abonar en cuenta… Pero más allá de estas denominaciones, las clases más comunes de cheques se reducen básicamente a dos: el cheque nominativo y el cheque al portador.

La diferencia es muy sencilla, y viene dada en función de quién puede cobrar el dinero indicado en el documento: el cheque nominativo viene a nombre de una persona en concreto, que es la única que puede canjearlo en el banco; y en el caso del cheque al portador, cualquiera que lo tenga en su poder tiene derecho a cobrarlo (el término técnico para el dueño de esta orden de pago es “tenedor”).

Ventajas y desventajas del cheque al portador

La principal ventaja del cheque al portador es su flexibilidad y su facilidad de uso, ya que puede ser cobrado por cualquier persona que lo posea, por lo que extender este documento no requiere apenas de ningún trámite previo. También permite el anonimato del beneficiario, pues no incluye ningún nombre escrito, lo que también ahorra tiempo y esfuerzo a las partes involucradas.

En definitiva, los cheques al portador tienen la gran ventaja de su sencillez y rapidez de empleo: son una forma económica y eficiente de hacer transacciones financieras -sin los cargos adicionales que a menudo tienen las tarjetas de crédito- y se aceptan en casi todo el mundo.

La desventaja, sin embargo, es obvia… y no es menor: al poder ser cobrado por cualquier persona que lo tenga en su poder, es un instrumento financiero poco seguro. Si el supuesto beneficiario lo pierde, o incluso si se lo roban, cualquiera puede canjearlo en su lugar. Además, debido precisamente al anonimato que ofrece, en términos generales no es posible rastrear quién lo ha cobrado, en caso de que se haya hecho tras un fraude o alguna irregularidad.

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Claves para tener en cuenta al cobrarlo

En primer lugar, el cheque debe ser legal, obviamente. Para ello, tiene que estar rellenado de manera correcta. Esto no tiene ninguna complicación especial, pues el talonario ya cuenta con los datos bancarios del emisor de la orden de pago, así que éste simplemente tiene que escribir el importe en número y en letra, la fecha y su firma. Por último, en el primer espacio en blanco, que suele venir precedido de la frase “páguese por este cheque a”, es necesario poner: “portador”.

El siguiente paso es cobrar el cheque, que tampoco presenta ninguna dificultad: la persona en posesión de un cheque al portador tiene que presentarse en una entidad bancaria y entregar el documento para recibir el dinero. Y eso es todo.

Para evitar las comisiones, lo mejor es cobrar el cheque al portador en el mismo banco en el que el emisor tiene su cuenta, y que al fin y al cabo es la entidad financiera que va a efectuar el pago.

Es importante saber que no siempre es posible cobrar el dinero en efectivo. Si en la parte de atrás, el cheque tiene escrito “para ingresar en cuenta”, sólo se pueden recibir los fondos mediante transferencia bancaria. Además, no es posible cobrar en efectivo más de 1.000 euros a través de un cheque al portador.

Por último, no siempre es obligatorio ir con el DNI u otra identificación para cobrar un cheque al portador, pero el banco sí lo pedirá si sospecha que puede ser un caso de blanqueo de capitales o que puede existir alguna irregularidad.

¿Cuándo caduca un cheque al portador?

La ley establece los siguientes plazos de validez para estos documentos:

  • 15 días para los cheques que se emiten y que se van a cobrar en algún lugar de España.

  • 20 días si el cheque ha sido emitido en algún otro país europeo.

  • 60 días si el cheque ha sido emitido en un país de fuera de Europa.

Pese a ello, el tenedor del cheque al portador tiene seis meses desde que caduca el documento para reclamar, en caso de que haya existido alguna irregularidad por la cual no pudo cobrar los fondos.

¿Los cheques al portador se declaran?

Sólo en los siguientes casos:

  • Si el tenedor de un cheque al portador entra o sale de España transportando (sea en efectivo o mediante un documento de este tipo) 10.000 euros o más.

  • Si el movimiento de dinero, dentro de España, alcanza o supera los 100.000 euros.

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