La desaparición del dinero físico es una realidad. Las nuevas tecnologías han ampliado el abanico de posibilidades para realizar determinadas transacciones, tales como pagos con el móvil, códigos QR, etc. Pero hay un sistema que promete desbancar a los métodos tradicionales: la biometría, una tecnología segura, fiable y cómoda que ya se aplica en muchos teléfonos inteligentes y ahora, el siguiente paso, es colocarlo como un método de pago.

¿Qué es la biometría?

La biometría es una tecnología que permite identificar a una persona mediante el reconocimiento de un rasgo físico único e intransferible, como puede ser la huella dactilar, el iris, el patrón facial, las venas de la mano, o la geometría de la palma de la mano.

Las películas de ciencia ficción, como Minority Report, nos han mostrado el posible futuro de esta tecnología. Sin embargo, ya hoy en día se utiliza en numerosos procesos. Llega la biometría a los nuevos métodos de pago y esto va a suponer un cambio drástico en nuestros hábitos diarios.

La biometría como método de pago

La biometría como método de pago supone que el cliente, en lugar de usar el móvil o una tarjeta y recordar una contraseña o PIN, utilice sus propios rasgos físicos (mediante huella digital, reconocimiento facial, etc.) para abonar una compra. Es un sistema altamente seguro y fiable, pues no se tiene en cuenta “lo que sabe” el cliente, sino “lo que es” basándose en sus características físicas únicas.

En la actualidad, el lector de huellas es el método que más se suele usar a la hora de realizar pagos basados en esta tecnología.

¿Qué cambia con la biometría?

Entre los cambios que conlleva la aplicación de la biometría como método de pago destacan los siguientes:

  • Acelerar los procesos de pago.
  • Reducir operaciones fraudulentas, como la usurpación de identidad.
  • Evitar el olvido de contraseñas, algo muy habitual según revela un estudio realizado por Mastercard, según el cual el 80 por ciento de los encuestados reconoce olvidar frecuentemente sus contraseñas.
  • Verificar la identidad del titular mediante un sistema altamente fiable y seguro. Mientras una tarjeta puede ser clonada, la huella digital, por ejemplo, no puede ser robada.

Algunos ejemplos

Países como China, Corea, Dinamarca o Suecia utilizan cada vez más este tipo de pagos con éxito.

En China, por ejemplo, es posible abonar la compra del supermercado utilizando el reconocimiento facial. Solo tienen que colocar su rostro frente a un escáner situado en el mismo establecimiento para que se efectúe el pago.

En otros países, como Corea o Japón, es habitual desde hace tiempo poder abonar la consumición en un restaurante usando los lectores biométricos de Nitgen, lo que ha permitido corroborar su fiabilidad y los beneficios que aporta, tales como una mayor comodidad, rapidez y un servicio más personalizado.

En España, un restaurante de Barcelona aplicó este tipo de pagos a modo de experimento durante los dos últimos meses de 2019. Así, los clientes podían abonar sus consumiciones utilizando su cara, sin tarjetas ni móviles. Para ello, solo debían descargarse la aplicación, introducir sus datos personales, sus parámetros biométricos y un método de pago antes de proceder a abonar su consumición.

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