Tristemente popular, el bullying es como se denomina al acoso físico y/o psicológico al que someten de forma continuada a un alumno sus compañeros. Se da entre niños y en el colegio o instituto. Cuando el acoso es en el entorno laboral y entre mayores de edad, se conoce con el nombre de bullying adulto o mobbing.

Acoso laboral o bullying entre adultos: definición

    El acoso si es entre niños y en el entorno escolar se denomina bullying, mientras cuando la agresión es entre adultos y en el ambiente laboral se habla de mobbing. Ambos son situaciones reprobables y tienen similares causas, consecuencias y formas de afrontarse. Los psicólogos alertan de que los acosadores del bullying crecen y se convierten en adultos, ejerciendo mobbing en sus nuevos escenarios en un alto porcentaje de casos.

    Tanto en el bullying adulto como en el infantil, el acoso se puede ejercer de forma directa y física o de forma indirecta y psicológica. El bullying adulto puede ser muy claro, pero también puede disfrazarse de muchas formas dentro de un entorno laboral. En todos los casos se trata de acoso con indiferencia de cuál sea su tipo y siempre existe una acosador y una víctima.

    Bullying adulto: tipos

    Se diferencian dos direcciones claras en el acoso laboral dependiendo de quién lo ejerza y sobre qué personas: vertical y horizontal. En ocasiones el mobbing tiene por objeto forzar al trabajador a abandonar su trabajo en lugar de proceder a un despido legal, pero no es la única situación.

    Mobbing vertical

    El acosador tiene un puesto de superioridad laboral frente al acosado, es su jefe en la escala empresarial y aprovecha esta posición de mando para ejercer su acoso sobre uno o varios de sus trabajadores. Hay una gran variedad de formas de ejercer este tipo de mobbing  que puede tener motivaciones personales o laborales.

    Mobbing horizontal

    Este tipo de acoso de igual a igual, se da entre compañeros o colegas. Envidias, discriminaciones por razones de sexo, edad o religión, desavenencias laborales… pueden ser el origen de este tipo de campañas de acoso que construyen un terrible ambiente laboral.

    Bullying adulto: consecuencias

    Tanto en el caso de los niños como en el de los mayores, el acoso de forma inevitable afecta a las personas que lo sufren. Cuanto más reiterado, grave y continuado en el tiempo sea este acoso, mayores y más profundas serán las consecuencias. Las consecuencias o síntomas del acoso son físicas y/o psicológicas.

    Afectaciones físicas

    Dolores de cabeza, lumbalgias, contracturas, problemas estomacales, tensión alterada, reacciones cutáneas… Los especialistas médicos confirman que el mobbing afecta de forma notable, física y sanitaria a los que lo padecen en algún sentido. Con el Seguro de MAPFRE Salud de forma inmediata puedes consultar con un profesional médico el origen de tus síntomas y malestar en cualquier situación.

    Afectaciones psicológicas

    El mobbing mina la autoestima de quien lo padece, los síntomas psicológicos pasan de leves a moderados, llegando a ser graves o muy graves. La depresión, el estrés continuo y la ansiedad son comunes al bullying adulto, por lo general, suelen ser causa de baja médica y tratamiento. Las personas que son acosadas en su entorno laboral pueden desarrollar fobias y graves episodios traumáticos.

    Bulling adulto: tratamiento y recursos

    Los expertos coinciden en señalar que el primer paso para acabar con una situación de acoso laboral es reconocerla, buscar apoyo profesional e intentar evitarla. Una reacción rápida impide que el bullying se convierta en algo rutinario cuyas consecuencias pueden ser muy graves. Siempre que sea posible desde un punto de vista médico, los profesionales recuerdan que el acoso es causa de baja médica.

    Legalmente el acoso puede denunciarse tanto ante los tribunales como dentro del entorno empresarial o privado de la propia compañía.

    Vía legal

    El acoso laboral está tipificado, puede denunciarse por vía penal, civil o como contencioso administrativo según el caso. En este escenario lo mejor es recurrir a asesoramiento y apoyo jurídico profesional: el caso se pone en manos de abogados.

    Vía interna

    En este caso, el afectado debe informar a sus superiores de la situación, descubrir si existe o no un protocolo concreto de acoso en su empresa, cumplir con los trámites estipulados para que el caso vea la luz y se le propongan soluciones.