Con las pensiones actuales, a muchos se les hace cuesta arriba llegar a final de mes, por lo que empiezan a barajar la posibilidad de hacer algún trabajo de manera parcial o a tiempo completo para conseguir unos ingresos extras.

Progresivamente, con el fin de conseguir que se siga alargando la vida laboral y sostener el sistema de pensiones, se han ido añadiendo excepciones en las que es posible compaginar jubilación y trabajo. Las más importantes son la jubilación parcial, la jubilación flexible y el trabajo por cuenta propia.

Jubilados y vida laboral, términos compatibles

Desde marzo de 2013, con la figura del pensionista activo, se puede compatibilizar la pensión con un trabajo tanto a tiempo completo como parcial, siempre y cuando se cumplan una serie de requisitos:

  • Haber accedido a la jubilación a la edad reglamentaria.
  • Cobrar la pensión por el 100% de la base reguladora.
  • No ser jubilado por las clases pasivas del Estado.
  • Si se trabaja por cuenta ajena, la empresa no podrá haber despedido improcedentemente a ningún trabajador del mismo grupo profesional que se va a ocupar en los 6 meses anteriores.

Con esta modalidad, la cuantía de la pensión se reducirá al 50% de la que se venía recibiendo.

Desde 2017, se da un paso más en el caso de los trabajadores autónomos: aquellos que continúen desarrollando su actividad por cuenta propia después de haber cumplido la edad de jubilación, podrán compatibilizar su salario con el mantenimiento de la totalidad de la pensión.

Un momento lleno de cambios

La vuelta a la vida laboral de los pensionistas no siempre se produce por motivos económicos. Son muchos los que reconocen que la jubilación no es como ellos habían pensado e, incluso, soñado. El paso de una vida activa a una contemplativa no es tan satisfactorio como pudiera parecer.

    Al principio, el tiempo libre se aprovecha para hacer todo lo que antes no se podía: leer, viajar, descansar y, lo más importante, dedicar tiempo a la familia. Sin embargo, pasado un tiempo prudencial, el sentimiento de que falta algo o que todavía hay mucho que aportar flota en el aire.

    Hasta ahora, la vida venía marcada por una serie de rutinas que con la jubilación desaparecen. Muchas veces el jubilado no sabe qué hacer, se aburre y empieza a sentirse mal. Estaríamos hablando de los riesgos emocionales de la jubilación.

    Dejar de trabajar puede ser un momento muy deseado pero cargado de miedos e incertidumbres. Como todo en esta vida, requiere un proceso de adaptación para reorganizar nuestras vidas y afrontar el cambio.

    Es fácil pasar de la euforia a la desilusión y la tristeza, sobre todo para aquellas personas para las que el trabajo ha sido un pilar fundamental en sus vidas. Para evitar esto hay que mantenerse ‘activos’ en otros ámbitos: vida social, actividad mental y física.

    El perfil del jubilado

    Es frecuente que el jubilado sienta que está en plenas facultades y quiere seguir siendo útil a la sociedad para enseñar lo que sabe. De ahí, que muchos se dediquen a tareas de asesoramiento, tutoría o formación a emprendedores de pequeñas o medianas empresas. Transmitir conocimientos para facilitar el relevo intergeneracional.

    Según datos del barómetro ‘Retrato de un jubilado’, un análisis socioeconómico de las personas entre 65 y 77 años elaborado por Obra Social ‘La Caixa’ y ‘VidaCaixa’ a partir de 1.182 entrevistas, el jubilado es una persona activa, conectada y ávida de conocimiento que se adapta “sin problema” a esta nueva etapa vital. El estudio refleja que son grandes consumidores de cultura, hacen deporte y asisten a actividades formativas.

    Una imagen bastante positiva del pensionista, aunque el estudio refleja que también hay sombras en este colectivo. Un 31% de los encuestados se arrepiente de no haber ahorrado más, de hecho, ajustarse a este nuevo presupuesto es lo que más les ha costado. Por eso, el consejo que dan a los futuros pensionistas es empezar a ahorrar cuanto antes y calcular la pensión que van a percibir antes de jubilarse.

    La importancia del ahorro

    Saber cuánto cobraremos de pensión en el futuro no es algo sencillo. El futuro de las pensiones preocupa y mucho. Los expertos señalan que el sistema de pensiones futuro peligra en una sociedad que envejece de forma rápida.

    Dentro de unas décadas, en España habrá 76 jubilados por cada 100 habitantes en edad de trabajar. Las reformas son urgentes y necesarias.

    Otro punto muy importante es el tema del ahorro. Según los últimos datos referidos a periodos móviles de cuatro trimestres, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de cada 100 euros que se ganan sólo 6,5 se destinan al ahorro. Estas cifras nos sitúan como uno de los países menos previsores en este aspecto. Alemania, por el contrario, se sitúa a la cabeza.

    El futuro incierto de las pensiones hace que el ahorro privado cobre vital importancia de cara a la jubilación. Igual de necesario es empezar a ahorrar cuánto antes como ser constante en este ejercicio. De nada sirve empezar si no se hace de forma regular.

    Otro factor a tener en cuenta es dónde guardar el dinero ahorrado. Los estudios reflejan que dos de cada tres, lo guardan en la hucha o en la cuenta corriente, un 15% lo mete en renta fija o variable y otro 15% aproximadamente lo invierte en el sector inmobiliario. Uno de los productos más populares entre los ahorradores españoles son los planes de pensiones ya que cuentan con grandes ventajas fiscales y su funcionamiento es bastante sencillo, aunque hay cierto desconocimiento a la hora de saber en qué momento y cómo rescatarlo para que el impacto fiscal sea mínimo. Si te preocupa tu jubilación, no dudes en contratar un Plan de Pensiones MAPFRE que te permita vivir esta etapa con mayor tranquilidad.

    Los estudios indican que hay una edad ideal para empezar a ahorrar que es 35 años, sin embargo, con unos salarios tan bajos las cuentas no salen.