Contratos en prácticas, autónomos que consiguen sus clientes a través de plataformas digitales o comerciales que compran el producto que venden. Son varias las fórmulas que exigen pagar por trabajar y que se convierten también en una nueva forma de entrar en una empresa o salir del desempleo. Merece la pena conocerlas todas, puesto que no solo se trata de estafas laborales y pueden suponer una oportunidad real de empleo.

La intermediación de las plataformas digitales

La economía colaborativa ha desembocado en un buen número de empresas que han irrumpido en sectores tradicionales como el del transporte imponiendo nuevas reglas. Muchas de ellas se articulan en torno a una plataforma digital que es intermediaria entre clientes que demandan servicios y trabajadores dispuestos a ofrecer ese servicio.

  • La economía colaborativa defiende que sus plataformas son un mero intermediario que pone en contacto oferta y demanda.
  • Tanto clientes como trabajadores acceden a la plataforma para satisfacer sus necesidades de transporte o entrega de mercancías, entre otras.
  • El cliente paga por el servicio que demanda, un precio muy competitivo. El trabajo lo realiza un trabajador autónomo suscrito como tal a la misma plataforma. Con un Plan de Pensiones MAPFRE también los autónomos consiguen un complemento a su pensión pública en el momento de su jubilación.
  • El trabajador hasta hace poco no tenía que pagar para recibir en cargos de esta plataforma a la que está suscrito como proveedor de servicios. Pero en los últimos meses, las principales plataformas digitales han cambiado sus condiciones de uso para pasar a imponer una cuota fija y constante a sus usuarios trabajadores.

El uso de plataformas digitales permite a muchos autónomos una fuente de ingresos temporal o extra, pero siempre se mantiene su condición de trabajador por cuenta propia. Este tipo de empresas no establecen ningún tipo de relación laboral ni contrato con estos usuarios como se detalla en las condiciones de acceso de todas ellas. Corresponde al autónomo aportar además de su trabajo, las herramientas y medios necesarios para la realización de su trabajo como el medio de transporte.

Atención a las ofertas laborales fraudulentas

La precariedad del mercado laboral de los últimos años ha hecho también que el desarrollo de ofertas fraudulentas de trabajo haya incrementado su variedad y sectores, afectando especialmente a los sectores de desempleados más vulnerables.

Las promesas de trabajo que pasan por la aportación económica previa del interesado en trabajar no son una novedad, pero sí se han hecho más comunes y más variadas. Una encuesta realizada por una compañía internacional de Recursos Humanos sostiene que más del 20 por ciento de los españoles ha recibido una oferta laboral que exigía un pago económico para poder aspirar al puesto.

Aunque no todas las ofertas laborales que exigen una contraprestación económica por parte del candidato son una estafa, muchas de ellas, sí lo son, según advierte la policía, por lo que es necesario que los desempleados sean cautelosos ante estas ofertas que suelen moverse en parámetros similares. Alerta a las ofertas que exigen pagar por trabajar con fórmulas demasiado ventajosas y con condiciones muy poco específicas.

  • Negocios de venta piramidal.
  • Formación pagada por el candidato a cambio de puesto o bolsa de empleo.
  • Pagos de seguros o trámites administrativos para poder formalizar un contrato.

Asociados a una empresa

Como parte de su formación son muchos los candidatos, por ejemplo a pilotos de determinadas compañías, que asumen también como algo natural y dentro del proceso de acceso al mercado laboral el pago por una oportunidad de trabajo.

Hay compañías que reclutan a sus trabajadores a través de pruebas o formaciones determinadas –como másters universitarios– que los candidatos deben costearse y que no siempre tienen como resultado la entrada en la empresa deseada, pero si es una oportunidad real y en muchos casos la única vía para lograr ese empleo. Los demandantes de empleo asumen este gasto como parte de su inversión de futuro y no son pocos los que precisan de un préstamo bancario.

El derecho a examen de una oposición pública también supone el pago de unas tasas económicas que debe asumir el candidato como paso previo a realizar la prueba y que solo le dan derecho a formar parte de ese grupo de aspirantes. No todos conseguirán un empleo tampoco, pero los que lo logren han tenido que asumir un coste económico previo aunque único y limitado.