Ahora que has llegado a la Generación Senior,  tienes todo el tiempo del mundo, menos obligaciones y muchas ganas de mantenerte activo y hacer todo lo que tuviste que dejar aparcado durante tu vida laboral, no quieres que nada ni nadie te pare, y mucho menos que lo que te impida seguir sean tus pies. Por eso, no olvides prestar a esta parte del cuerpo toda la atención que merece.

Es cierto que los problemas podológicos, como hinchazón constante, dedo en martillo, juanetes, durezas… no son exclusivos de esta edad, pero sí son más comunes y acentuados. Para retrasar su aparición o reducir sus molestias, es importante elegir bien el tipo de calzado más adecuado para personas mayores. Nosotros te contamos qué debes tener en cuenta.

¿Cómo tiene que ser el calzado para personas mayores?

La salud podológica es un factor clave en edades avanzadas, ya que contribuye a una buena movilidad. Con Savia, la aplicación de salud digital de MAPFRE, tienes a tu disposición el servicio de podología a domicilio para que las revisiones con el especialista sean más cómodas y sencillas. Además, solo por ser senior tienes un 10 por ciento de descuento en una selección de servicios pensados especialmente para ti, «Y tantos + profesionales para atenderte«.

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Más allá de las revisiones médicas, es crucial que el calzado elegido reúna una serie de características:

La calidad sí importa

Los zapatos de plástico o de materiales sintéticos impiden la correcta transpiración del pie, favorecen la humedad y generan calor. Es decir, se crea el ecosistema perfecto para el crecimiento bacteriano y fúngico. ¿El resultado? maceraciones en la piel, rozaduras, heridas, dermatitis, reacciones alérgicas… Lo mejor es elegir calzado elaborado con pieles naturales.

Deportivo no es sinónimo de confort

Las zapatillas de deporte pueden parecer el mejor calzado para las personas mayores por su comodidad, pero es mejor usarlas solo para eso: para hacer deporte. La razón es que son demasiado blandas y no sujetan el talón con la firmeza necesaria para mantener el pie en una postura que evite torceduras y caídas. Además, pueden dar lugar a juanetes y dedos en martillo.

¿Horma ancha o estrecha?

Es el calzado el que debe adaptarse al pie, y no al revés. Por lo general, las personas mayores suelen necesitar zapatos de horma ancha para que los dedos no queden aprisionados. Sea como fuere, la envergadura del calzado debe respetar el ancho natural de tu pie.

Suelas que amortigüen

La suela juega también un papel crucial, pues es la encargada de proporcionar a la musculatura del pie la amortiguación adecuada. Busca que sea flexible, pero no blanda, y de un material antideslizante, como la goma.

La elección de la talla

Los zapatos apretados pueden causar juanetes, callos, uñas encarnadas, dedos de martillo, o dedos de pie cruzado. Y si son más anchos de lo que necesitas, pueden originar malformaciones, ampollas, o lesiones en la planta del pie. Por ello, deben ser de la talla exacta.

¿Cómo acertar con el número? Según recomienda el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos de España, debe quedar un centímetro extra entre la punta del dedo más largo y el final del zapato.