Puede que en tu DNI figure que tienes 60 años. Esa es tu edad cronológica, la que se fija conforme a los años que han pasado desde tu nacimiento. Sin embargo, esta no tiene por qué coincidir con tu edad biológica, que es aquella que se establece en función del desgaste de tu cuerpo.

¿Quieres saber cuántos años tienes realmente? Te contamos cómo calcularlo y todo lo que puedes hacer para reducir tu edad.

¿Sabes qué es la edad biológica?

Has soplado 60 velas en tu última tarta de cumpleaños, pero tú te sientes más joven. Tu cuerpo y tu mente no van al ritmo que marca el calendario. Tu sensación no va mal encaminada. De hecho, hay una explicación científica detrás: la edad biológica, un concepto que define el envejecimiento real de nuestras células, tejidos, órganos, etc.

Mientras la edad cronológica se rige por el paso de los años y no se puede modificar; la biológica depende de factores genéticos y condicionantes externos, como el estilo de vida. Concretamente, el proceso de envejecimiento depende en un 30 por ciento de la genética, y en un 70 por ciento de la interacción que tengamos con el entorno.

Si tienes hábitos tóxicos (fumar, beber alcohol…), no haces deporte o tu alimentación no es saludable, puede que tu edad biológica sea más elevada que la cronológica. Pero tranquilo, porque el reloj del envejecimiento se puede cambiar. Más adelante te contaremos cómo.

La longitud de los telómeros: clave en la longevidad

Un estudio publicado en la revista Cell Reports en el que se analiza el efecto sobre la velocidad a la que envejece el organismo por algunos hábitos de vida, explica que “los cromosomas -los contenedores celulares de la información genética en los seres vivos- presentan en sus extremos unas secuencias repetitivas de ADN llamadas telómeros. Estas secuencias actúan como capuchones que protegen el material genético ante cualquier agente que lo pueda dañar y comprometer con ello las funciones de las células”.

Cuanto menor sea el acortamiento de los telómeros a lo largo del tiempo, menor será el proceso de envejecimiento. Por tanto, “lo que importa no es tanto tener los telómeros largos en un momento dado, sino la tendencia o evolución en la longitud de los mismos a lo largo del tiempo”.

¿Cómo calcular la edad biológica?

Conocer tu edad biológica te permitirá actuar sobre el 70 por ciento del proceso de envejecimiento y, de esta forma, modificarlo y prevenir posibles patologías.

Para calcularla se llevan a cabo diferentes pruebas (de genética, esfuerzo, densidad ósea y muscular, respiratorias, inmunológicas) y, después, se analizan los resultados con unas tablas.

También es posible calcular la edad biológica en función de otros parámetros relacionados con el estilo de vida, el historial médico y la salud del interesado. Por ejemplo: el historial familiar de patologías; si es hombre o mujer; las horas de sueño al día; qué tipo de medicación tiene y con qué periodicidad la toma; valores de colesterol; tabaquismo; el nivel de estrés, depresión o felicidad; si tiene estabilidad en su relación de pareja o en el trabajo, etc.

No obstante, la interpretación de estos datos no es unánime.

Lo más fiable hasta el momento es lo que detalla un estudio llevado a cabo por la Universidad de Stanford, según el cual la edad biológica debe calcularse en función de las relaciones que existen entre seis órganos vitales (corazón, cerebro, pulmones, sistema inmunológico, piel y telómeros) y determinados biomarcadores.

¿Se puede reducir la edad biológica?

Existen diversos estudios que revelan que existen factores determinantes a la hora de reducir o controlar la edad biológica:

  • La dieta: una alimentación variada y equilibrada, con presencia de frutas, verduras, hortalizas, frutos secos, carnes magras, lácteos y aceite de oliva, alarga los telómeros y, por tanto, ayuda a reducir la edad biológica. Según un estudio publicado por la revista British Medical Journal, nuestra dieta mediterránea aumenta la longevidad y reduce la incidencia de determinadas enfermedades crónicas.
  • Las horas de sueño: diversos estudios relacionan el sueño con la edad biológica. Dormir menos de siete horas al día o que el descanso no sea de calidad pueden acelerar el acortamiento de los telómeros.
  • La práctica de ejercicio: realizar ejercicio moderado -al menos 45 minutos, tres días a la semana-, con preferencia por el aeróbico, actúa como un antienvejecimiento al evitar el acortamiento de los telómeros.
  • El estrés: tanto el estrés ocasional como el crónico tienen un impacto negativo sobre la edad biológica. Lo mismo ocurre con otro tipo de trastornos psicológicos, como la depresión.

Las claves para una larga vida, en cualquier caso, siguen siendo un misterio. En cambio, poder disfrutarla con plenitud hasta el final depende de haber tenido la previsión para que no falten medios para hacerlo, como los que nos proporciona el Plan de Pensiones MAPFRE.
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