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Etimológicamente, jubilación viene del latín jubilatio que significa canto de alegría, júbilo, gozo. No todos los individuos afrontan esta etapa de la vida de la misma manera. La valoración e importancia que se le haya dado al trabajo, las expectativas que se hayan forjado, las relaciones familiares y sociales, las aficiones que se tengan, la salud y la situación económica, influyen decisivamente en la forma en que cada uno afronta su jubilación.
Cambios que implica la jubilación en España
Para algunas personas, la llegada de esta nueva situación les llena de júbilo —como indica su etimología— y les proporciona paz y sosiego porque se sienten liberados del trabajo y de la esclavitud del reloj y pueden gozar de un mayor espacio de libertad y de más tiempo para el ocio y para sus aficiones, para relacionarse con los amigos, para disfrutar más con la familia, etc.
En cambio, a otras personas no parece que esta situación les provoque esos sentimientos, sino que, por el contrario, sufren una serie de efectos negativos que le afectan tanto a él como a su entorno familiar y social: se deprimen, se aburren, se abandonan, pierden autoestima, se sienten inútiles, disminuyen las relaciones sociales, o se deterioran física y psíquicamente.
En cualquier caso, es necesario prepararse para ese nuevo período, que supone el paso de una vida laboralmente activa a una situación de inactividad, a través de un mejor conocimiento del mismo que permita favorecer el proceso de adaptación y contribuya a paliar los problemas que a muchas personas les puede provocar la inactividad laboral.
Esto es especialmente traumático en el caso de aquellos que han ejercido una profesión intelectual y consideran que justo entonces se encuentran en la plenitud del conocimiento, para los que jubilarse les supone dejar un rol social y un estatus importante.
La jubilación unida al envejecimiento
La nueva situación lleva aparejados ciertos cambios que afectan a nuestra vida personal y familiar, porque la etapa de jubilación, que va unida a dejar de trabajar, suele coincidir con la del envejecimiento, que es debida al paso del tiempo.
Esto provoca –aunque no a todos en la misma manera- una serie de efectos: el cuerpo envejece y las facultades mentales se deterioran; las relaciones sociales disminuyen; el poder adquisitivo sufre una importante merma; la vida familiar se intensifica con un trato más intenso de la pareja, el cuidado de los nietos, o disminuye, en caso de viudez.
Contrarrestar los efectos negativos es fundamental para tener una jubilación lo más placentera posible.
En lo referente a la salud, hay que adaptarse a la nueva etapa a través de una alimentación adecuada; dormir lo suficiente; combatir el sedentarismo con paseos o la práctica de algún deporte no muy exigente; mantener la mente activa mediante la lectura, la pintura, juegos y pasatiempos…; no abusar –pero tampoco descuidar- las visitas al médico y chequeos; eliminar el consumo de productos dañinos como el tabaco y sustancias excitantes como el alcohol y el café; hidratarse bien, etc.
En lo que atañe a las relaciones sociales, hay que procurar mantener las que se tienen e incluso recuperar otras que se abandonaron a causa del trabajo; viajar si la salud y la economía lo permiten para conocer otras costumbres; dedicar tiempo a los nietos a los que les encantará escuchar las experiencias e historias de sus abuelos; participar en alguna actividad de voluntariado que ayudará a sentirse útil al tiempo que se realizará una estimable labor social.
La jubilación en España y las pensiones
En lo que respecta a la situación económica, que indudablemente se habrá resentido con la jubilación, lo principal es la previsión.
La jubilación en España presenta actualmente síntomas alarmantes. Seis de cada diez pensionistas cobra una pensión por debajo de los mil euros, estando la pensión más habitual en la franja de 550 a 600 euros. Ítem más, según previsiones del Fondo Monetario Internacional los nuevos jubilados perderán un 30 por ciento de su capacidad de compra durante su retiro.
Para prever esta situación, es importante comenzar a ahorrar para la jubilación lo antes posible, ya que la experiencia actual no deja mucho margen para ser optimistas respecto a dicha etapa, porque lo más probable es que en el futuro se trabaje más tiempo y se perciba una pensión menor.
Si durante tu etapa de actividad laboral, utilizando el asesoramiento y los consejos de un profesional, tuviste la precaución de contratar algún producto de ahorro, como los Planes de Pensiones MAPFRE, podrás complementar la prestación por jubilación que, posiblemente, no alcance para vivir cómodamente. Así, afrontarás la nueva situación de manera más positiva y optimista.