La misión de una compañía, su objetivo principal, conlleva ejecutar determinadas acciones que, en no pocas ocasiones, conllevan riesgos previstos o imprevistos. La gestión corporativa implica el desarrollo de una estrategia que debe estar alineada con el apetito de riesgo que tenga la empresa. De la correcta gestión de los riesgos y de la tolerancia que tenga la sociedad, depende, en gran medida, que consiga sus fines.

¿Qué es el apetito de riesgo?

El apetito de riesgo se puede definir como el total de riesgo que la empresa está dispuesta a asumir para lograr sus objetivos. Este concepto marca su estrategia, ya que delimita el límite de riesgos que son aceptables, y establece un modelo para su correcta gestión.

Se define tomando como referencia muchos aspectos de la compañía (operativos, macroeconómicos, laborales, sectoriales…). A menudo, para definir el apetito de riesgo de la empresa se deben celebrar diversas reuniones de los máximos directivos con el objetivo de reflejar los intereses y las particularidades de cada una de las divisiones de la sociedad empresarial.

¿Cómo se relaciona con la estrategia?

La estrategia corporativa implica la correcta gestión de los riesgos, variables que cambian en función de cada empresa y de cada modelo de negocio. La directiva de la empresa debe vincular su visión corporativa con la gestión de los riesgos si quiere lograr sus objetivos.

Esta unión entre estrategia y riesgos es la que marca la toma de decisiones de todo tipo (inversiones, alianzas estratégicas, contrataciones, selección de proveedores…).

Gestión de riesgos y apetito

El apetito de riesgo es el que alinea las acciones corporativas a los límites definidos con el objetivo de crecer. Dicho de otra forma, la compañía deberá gestionar los riesgos de cada decisión corporativa en base a su apetito de riesgo.

Este último define, por tanto, si el riesgo que se asume con una acción empresarial está dentro de los límites aceptados.

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Diferencia entre apetito y tolerancia al riesgo

El apetito de riesgo define los límites de riesgo que la empresa no debe rebasar en su estrategia corporativa, en base a sus objetivos. La tolerancia al riesgo, por su parte, es más específica en cuanto a los mismos, su gestión, su control y su variación. Es el porcentaje de riesgo que excede el apetito de la empresa.

La tolerancia al riesgo, por lo tanto, es más operativa, ya que monitoriza las variaciones de los riesgos en función de las nuevas decisiones estratégicas. El apetito de riesgo es más estratégico y es complementario de la tolerancia.

Veamos la diferencia con un ejemplo. Imaginemos que una empresa está evaluando invertir en una startup que desarrolla soluciones digitales. En función de diversas variables, el departamento de riesgo establece que la probabilidad de sufrir pérdidas con la inversión es del 30 por ciento, mientras que su apetito de riesgo establece un máximo del 20 por ciento. Ese 10 por ciento de desviación es la tolerancia, y es la que marca que una operación se descarte.