Antes de hablar de bonos convertibles, conviene recordar que un bono es una promesa de pago documentada en papel donde el emisor o deudor se compromete a pagar la cantidad que se le ha prestado, más un tipo de interés y en una fecha determinada, previamente establecidos. Es, por tanto, una de las partes en las que la entidad emisora divide un préstamo. Constituyen una de las principales fuentes de financiación de las grandes empresas y de las Administraciones públicas.

Un bono convertible es un activo financiero de renta fija en cuyas condiciones de emisión se ofrece al poseedor del mismo la facultad de poder canjear su título por acciones (renta variable) con un valor prefijado. A cambio, lo que se ofrece, normalmente, es una rentabilidad menor a la que se obtendría con el bono. La posibilidad de conversión dependerá de la cotización de las acciones de la empresa y de la rentabilidad que esta le adjudique.

Hay que tener en cuenta que existe una clara diferenciación entre los términos convertible y canjeable que pueden aparecer en el documento. El término ‘convertible’ indica que se entregarán acciones nuevas que provienen de una ampliación de capital. En cambio, el término ‘canjeable’ indica que el cambio se realiza por acciones viejas, ya existentes.

Tipos de bonos convertibles

A la hora de adquirir bonos convertibles, hay que tener en cuenta que existen tres tipos: los clásicos, los forzosamente convertibles y los contingentes convertibles (CoCos).

Bonos convertibles clásicos

En los bonos convertibles clásicos, la decisión de convertir los bonos en acciones la toma el inversor. La empresa emisora de los bonos ofrece un precio de conversión a los inversores y estos la aceptan o no dependiendo de lo interesante que resulte la oferta.

Por su simplicidad, esta es una opción que resulta muy acertada para cualquier tipo de inversor, independientemente de sus conocimientos en este campo.

Bonos forzosamente convertibles

En los forzosamente convertibles, la decisión de convertir la deuda en capital corresponde a la propia compañía, es decir, el inversor se ve obligado a convertirse en accionista, que, de esta manera, pasaría a tener diferentes derechos y obligaciones como accionista de una compañía.

No se trataría de un producto de renta fija, sino de renta variable, porque, irremisiblemente, tarde o temprano tendrá que convertir los bonos en acciones. En el caso de querer adquirir acciones, resulta más aconsejable comprarlas directamente en lugar de hacerlo a través del bono obligatoriamente convertible.

Este tipo de bonos no es adecuado para inversores con poca experiencia.

Bonos contingentes convertibles

En el caso de los bonos contingentes convertibles (CoCos) intervienen las características de las dos modalidades anteriores. Se comportan como convertibles clásicos, es decir, el inversor tiene derecho a convertirlos o no en acciones, pero también pueden pasar a ser de conversión forzosa en acciones si se dan una serie de contingencias negativas para la empresa que, en todo caso, deberán estar especificadas en el folleto de emisión.

Rentabilidad de los bonos

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La rentabilidad de un bono es el beneficio que de él se puede obtener durante un periodo de tiempo en función de la cantidad que hemos pagado por él. Se mide mediante un tipo de interés conocido como la Tasa Interna de Rentabilidad (TIR).

Se puede calcular en función de diversos componentes:

  • Como un pago periódico a su poseedor de un porcentaje (cupón) sobre el valor del nominal del bono o el cobro periódico de una cantidad fija previamente acordada.
  • Mediante primas o descuento al emitir este tipo de activos financieros.
  • O bien, a través de su venta anticipada que, dependiendo de la diferencia entre el precio de compra y el de venta del bono, pueda generar una plusvalía.

Cuando llega la fecha estipulada para canjear el bono, el emisor tiene dos opciones:

  • Ejercer el derecho a la conversión del bono en acciones si el precio de estas es menor que el precio de mercado.
  • Mantener las obligaciones hasta la fecha establecida para la siguiente opción de conversión o hasta su propio vencimiento.

Ventajas de los bonos convertibles

La inversión en bonos convertibles es una manera de diversificar y mejorar la inversión, además de reducir el riesgo para el retorno. Teniendo en cuenta el riesgo asumido y la rentabilidad, los bonos convertibles son más rentables que otros activos, sobre todo a largo plazo.

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