Para disfrutar de una jubilación tranquila es cada vez más importante diseñar un plan de ahorro durante toda la vida laboral que permita obtener unas rentas mensuales complementarias a la pensión pública y mantener así el nivel económico.

Los planes de pensiones cumplen este cometido: son un producto diseñado específicamente para el ahorro a largo plazo que se adapta a la edad del cliente, ya sea invirtiendo en renta variable al principio y, a medida que se acerca a la jubilación, en renta fija para proteger ese capital.

Uno de los aspectos más interesantes de los planes de pensiones son sus ventajas fiscales. Aunque el límite máximo de aportaciones ha cambiado en 2021, éstas se pueden seguir deduciendo en la declaración de la renta. Además, si el rescate del mismo se hace de forma complementaria a la pensión pública, el impacto fiscal es mínimo.

Las aportaciones que realicemos a un plan de pensiones pueden ser periódicas (mensuales, trimestrales, semestrales o anuales), extraordinarias (en cualquier momento), a favor del cónyuge, y a favor de personas con discapacidad; y, por otra parte, tienen establecido un límite máximo. Pero, ¿qué ocurre con las aportaciones mínimas? ¿En qué cuantía están fijadas?

Aportación máxima a un plan de pensiones

Desde enero de 2021, la aportación máxima a un plan de pensiones ha quedado reducida a 2.000 euros anuales (hasta 2020 el límite máximo estaba fijado en 8.000 euros al año). Este nuevo límite puede incrementarse hasta 8.000 euros adicionales por contribuciones empresariales a sistemas de empleo.

En cuanto a las aportaciones a planes de pensiones a favor del cónyuge, el límite máximo ha pasado de 2.500 a 1.000 euros, siempre que el cónyuge tenga unos rendimientos netos de trabajo inferiores a 8.000 euros anuales.

En el caso de las personas con una discapacidad física igual o superior al 65 por ciento, o una discapacidad psíquica igual o superior al 33 por ciento, el límite máximo de aportaciones asciende a 24.450 euros al año.

Aportación mínima a un plan de pensiones

En lo que respecta a las aportaciones mínimas a un plan de pensiones, la ley no especifica ninguna cantidad. De hecho, las aportaciones son voluntarias y, como tal, el partícipe puede suspenderlas cuando lo crea oportuno. No obstante, dado que este producto está diseñado para ahorrar de cara a la jubilación y diferir el pago de impuestos, lo más aconsejable es aportar dinero de forma regular.

Aunque no existe una aportación mínima obligatoria, cada plan de pensiones suele incluir unas normas específicas donde se especifica este aspecto. Por ejemplo, en los Planes de pensiones MAPFRE, la aportación mínima está fijada en 30 euros, también para las aportaciones periódicas.

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Eso sí, para que el ahorro de cara al futuro retiro laboral sea suficiente, los expertos recomiendan hacer aportaciones periódicas de entre el 7 y el 10 por ciento de los ingresos mensuales. Es una visión muy general, ya que también influyen otros factores, como la edad a la que se contrata el plan.

Hay que tener en cuenta que, si el partícipe aporta más de lo establecido, no solo no se desgrava por el excedente, sino que puede ser sancionado por Hacienda con una multa del 50 por ciento del importe excedido.

Límite de desgravación

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Las aportaciones que hagamos a un plan de pensiones se deducen del IRPF. Es decir, que los impuestos que supuestamente deberíamos abonar por haber ingresado ese dinero se devuelven. Por ejemplo, si una persona tiene un salario de 20.000 euros al año y aporta 2.000 al plan de pensiones, a efectos fiscales sería como si hubiese ganado 18.000.

Según los últimos cambios, el límite anual que podemos desgravarnos por las aportaciones a un plan de pensiones queda fijado en la menor de las siguientes cantidades:

  • 2.000 euros.
  • El 30 por ciento de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas.

Entonces, ¿qué cantidad debemos aportar para desgravarnos el máximo? Depende de nuestros ingresos.

Para averiguarlo, debemos calcular cuál es el 30 por ciento de nuestros ingresos:

  • Si supera los 2.000 euros, podemos aportar hasta un máximo de esa cantidad obteniendo la ventaja fiscal sobre todo el dinero aportado.
  • Si es menor de 2.000 euros, debemos aportar solamente la cantidad resultante, ya que será el máximo sobre el que obtendremos la ventaja fiscal. Por ejemplo, si una persona tiene unos rendimientos netos de 6.000 euros al año, el 30 por ciento da como resultado 1.800 euros. Esa sería la cantidad máxima que podría aportar anualmente a su plan de pensiones.