Un plan de pensiones de renta variable (o de tipo variable) es aquel invierte más del 75 por ciento del capital en Bolsa. Hay diversas subcategorías de estos productos de ahorro, en función de variables como el riesgo, la ponderación de la renta variable en la composición de la cartera o la zona geográfica en la que invierte. Un buen ejemplo de este tipo de productos lo encontramos en el Plan de Pensiones América de MAPFRE.

Los productos más rentables

Los planes de pensiones de renta variable suelen situarse recurrentemente como los productos más rentables entre las diferentes categorías de ahorro para la jubilación. No obstante, la volatilidad que en ocasiones afecta a los mercados de valores desaconseja este tipo de inversiones para perfiles con cierta aversión al riesgo y que busquen rendimientos asegurados en el corto plazo. La evolución de la Bolsa puede generar pérdidas a los inversores.

Además de los planes de pensiones de renta variable “puros”, también existen planes de pensiones de renta variable de tipo mixto. En esta modalidad, el peso del mercado de valores en la composición de la cartera oscila entre el 30 y el 75 por ciento. El resto del capital se invierte, habitualmente, en activos de renta fija como los bonos soberanos o de emisores privados con elevada calificación crediticia.

¿Por qué elegir un plan de pensiones de renta variable?

Una de las claves para elegir un plan de pensiones en renta variable es su histórico de rentabilidades. Como hemos comentado anteriormente, este tipo de productos son los más rentables entre la categoría de ahorro para la jubilación.

En líneas generales, si pretendemos rescatar el capital en el corto plazo, la recomendación es invertir en planes de renta fija.  En este tipo de fondos, el rendimiento y la recuperación de capital principal están más asegurados.

No obstante, si nuestra inversión es de largo plazo, los expertos recomiendan la modalidad que invierte en mercados de valores. Este consejo se asienta en la evolución histórica de la renta variable, que sufre periodos de volatilidades acusadas y etapas bajistas pero, en el largo plazo, proporciona mejores rendimientos.