Desde que uno comienza a obtener sus primeros ahorros hasta pasada la jubilación, puede invertir su dinero. Según el riesgo existen diferentes perfiles de inversor.

¿Cómo puedo rentabilizar mi dinero? Es una de las preguntas más habituales que nos hacemos. Desde aquellos a quienes el ‘ratoncito Pérez’ les deja sus primeros euros, hasta los que están jubilados y quieren seguir rentabilizando y poder ayudar a sus familias siempre que lo necesiten, pero, ¿cómo hacerlo?

El dinero no crece de los árboles y no hay fórmulas matemáticas para enriquecerse, por lo que la mejor manera de tratar de incrementar los ahorros es la inversión. Sí, pero ¿cuál? ¿A corto plazo? ¿Fondos de pensiones? Estas son algunas de las preguntas a las que se debe dar respuesta para averiguar qué tipo de inversor es uno. Y, como todo en la vida, existe el blanco, el negro y el gris o, el equivalente en estos términos: el arriesgado, el conservador y el intermedio.

Diferentes perfiles de inversión

El inversor arriesgado busca el enriquecimiento rápido. Apuesta por valores que pueden romper en Bolsa, por tecnologías que pueden cambiar el futuro, en negocios aún por despegar. ¿No os gustaría ser protagonistas de una de esas historias que leemos en la prensa en la que alguien compró acciones de una gran compañía por una suma irrisoria de dinero y ahora se ha hecho rico? Seguro que sí, todos lo hemos pensado. Pero en esa visión, ¿nos hemos parado a pensar en todos los Googles, Facebooks, Teslas, etc. que han quedado en el camino?

Sin duda, el riesgo es el formato de inversión que más nos puede ayudar a ganar. Pero desgraciadamente, también, es el que más rápido puede ayudarnos a perder nuestro dinero. Por lo que quien tenga este perfil debe tener claro que cuenta con el suficiente respaldo económico para cubrir sus necesidades si algo fallara en este proceso.

Otro de los diferentes tipos de inversor es el conservador. Su apuesta se basa en la diversificación de activos, ya sea apostar por fondos que repliquen diferentes índices, porcentajes en numerosos proyectos, en lugar de centrar los esfuerzos en uno solo, o fondos de pensiones, así como depósitos a largo plazo.

Este perfil de inversor es consciente de que el posible crecimiento de su dinero no es una carrera de cien metros en la que ser Ussain Bolt sino, más bien, una maratón que hay que, por lo menos, terminar. Una carrera de fondo que puede hacerse larga con los años y sin poder disponer de ese dinero ya que su retirada antes de tiempo podría dar al traste con la rentabilidad conseguida, así como ser penalizados por ciertas comisiones.

El tercer perfil de inversor es el del intermedio. El de aquellos que no quieren jugárselo todo a una mano de póker, pero tampoco esperar toda la noche ficha a ficha en la ruleta. Son aquellos que buscan ganar poco en el medio plazo. Minimizan riesgos al mismo tiempo que reducen sus ganancias.

Basándonos en estas tres descripciones habrá que mirarse en el espejo y ver cuál de estos perfiles es el nuestro el de alguien que quiere ganar mucho dinero y rápido sabiendo que, de la noche a la mañana puede perderlo, el de alguien a quien no le importa, como la hormiga en la fábula, ir sembrando poco a poco para recoger, también poco, dentro de un tiempo, o el de alguien que no termina de verse reflejado en ninguno de esos dos perfiles de inversor y se siente en un punto intermedio.  No obstante, seas arriesgado, conservador o intermedio, los Fondos de Inversión de MAPFRE responderán a tus demandas. Te darán la seguridad que necesitas para poder tener tus ahorros a salvo.