Las técnicas de estudio demuestran que es posible aprender a estudiar y mejorar tus resultados. Descubre las diferencias entre estudiar y aprender, elige la forma de aprendizaje que mejor se adapte a tus necesidades y capacidades para poder ser eficiente en tu formación, especialmente con tu tiempo.

Diferencia entre estudiar y aprender

En el lenguaje cotidiano se utiliza a menudo estudiar y aprender como verbos sinónimos o casi, pero tienen connotaciones distintas, si se profundiza en su significado, lo que permite entender por qué se puede aprender a estudiar.

Estudiar

Se entiende que es estudiar es ejercitar el entendimiento para comprender algo o alcanzar un conocimiento. Puede que se estudie, pero jamás se alcance lo que se persigue. También se usa estudiar para referirse a cursar estudios en un centro docente que puedes ser un colegio, una universidad en el caso de una carrera o cualquier tipo de academia. Hoy hay que incluir además los centros o recursos online donde se puede estudiar.

Aprender

Se refiere el término aprender a adquirir – prender – conocimientos teóricos, pero también habilidades o actitudes. Para asimilar este conocimiento y aprender pueden usarse muy diferentes medios. El estudio y/o la práctica o experiencia son los más habituales.

Aprender es un concepto más amplio que estudiar. Es posible aprender estudiando, pero también leyendo, viendo un documental, una película, observando la naturaleza, dialogando, debatiendo o haciendo un curso. El espectro para el aprendizaje es mucho más grande, casi infinito.

Elige la mejor técnica de estudio para ti

Ni todos los estudiantes son iguales ni todas las materias, ni todas las capacidades ni sus circunstancias. Si hasta ahora estudias, pero no aprendes o no avanzas al ritmo que deseas, es hora de analizar tu técnica y descubrir cómo mejorar.

Los pedagogos invitan a cada estudiante a que primero conozca cuáles son sus cualidades, sus puntos fuertes y débiles para elegir y aplicar el método de aprendizaje más adecuado en cada caso. Cuánto más seas capaz de adaptar tu forma de estudio y personalizar, mejor serán los resultados en todos los sentidos.

Hay algunas preguntas que puedes hacerte para poder valorar y elegir sin errar, tu técnica de estudio ideal.

  • Horario de estudio: ¿Cuándo retengo más y mejor conceptos? ¿Cuándo me siento más despierto, alerta y atento? Es cierto que hay personas que son más nocturnas que diurnas y al contrario, en la medida de lo posible ten en cuenta este detalle y adapta tu calendario de estudio.
  • Espacio para aprender: ¿Cómo me concentro más y más rápidamente? ¿En espacios exteriores? ¿En lugares públicos, pero previstos para el estudio como bibliotecas o salas de estudio? ¿Prefieres la paz del hogar, cuando disfrutas de tu propio espacio sin preocupaciones ni distracciones?
  • Tipo de memoria: ¿Recuerdas con facilidad los títulos de las películas? ¿Los libros que has leído? O es más habitual que los dibujes fotográficamente en tu mente, por ejemplo, una portada o un espacio.

La memoria es una capacidad humana, pero personal en cada individuo y con procesos propios. En la teoría se han descubierto más de 40 tipos de memoria por lo que es importante que cada persona indague en sus procesos mentales para descubrir cuál es su punto fuerte. En el caso de los estudiantes la clave está en conseguir que la memoria a corto plazo de lo que se estudia, haga poso – recuerdo – en el cerebro y pase a ser conocimiento o recuerdo a largo plazo. En este escenario se habla de memorias gráficas, icónicas o fotográficas; memorias sensoriales.

Investiga las formas de estudio y / o aprendizaje, conociendo tus cualidades, para determinar cuál es la mejor técnica de estudio que puedes aplicar ten en cuenta siempre tus preferencias, disponibilidad y el momento. Puede que lo que te funcionaba con 20 años, no lo haga con 40, busca otras opciones.