La esperanza de vida en los países desarrollados será de 85 años, aunque algunos expertos van más allá, y aseveran que la medicina preventiva y personalizada podrían hacer que la cifra aumentase a los 120 años. Y no olvidemos a esos entusiastas de Silicon Valley que aseguran que llegaremos a vivir ¡mil años!

Lo cierto es que todos los avances que suele conocer el gran público están orientados a la prevención o erradicación de enfermedades, pero ¿existe algún medicamento que alargue la vida? Mientras encontramos cuál, lo más recomendable es contar con el seguro de MAPFRE Salud y comprobar que cuentas con los mejores profesionales por si tienes cualquier problema.

En busca del medicamento que alargue la vida

A pesar de que el envejecimiento representa un factor de riesgo común para muchas enfermedades y afecciones crónicas, hasta hace poco la ciencia no consideraba un objetivo importante atajarlo. No obstante, en las últimas décadas se ha producido un notable cambio en este paradigma, y los investigadores aúnan cada vez más esfuerzos encaminados a encontrar un medicamento capaz de alargar la vida de las personas.

Cynthia Kenyon, vicepresidenta de Investigación en Envejecimiento en Google Calico, fue autora de uno de los hallazgos que provocó el cambio de paradigma sobre el estudio del envejecimiento. A principios de los noventa, Kenyon y su equipo descubrieron un gen al que bautizaron como «la muerte», principal factor del envejecimiento. La investigación, realizada en el gusano Caenorhabditis elegans, encontró una mutación que aumentaba la vida de animales en buen estado de salud, hasta duplicarla. Este descubrimiento sirvió de estímulo para otras muchas investigaciones que se sucedieron después y con las que se quería demostrar que alargar la vida mediante fármacos es posible.

Thomas Rando, junto a la española Eva Nogales, ayudaron notablemente a ello. El grupo logró desentrañar la estructura tridimensional de la telomerasa, una enzima decisiva en la longevidad de las células y, por tanto, en el envejecimiento. El hallazgo, que fue publicado en la revista Nature en 2018, fue muy esperado en la comunidad científica, ya que facilitaba en gran medida el diseño de fármacos que interactúan con la telomerasa.

Los senolíticos: el elixir de la vida

Uno de los avances más significativos en la búsqueda de un medicamento que alargue la vida se encuentra en los senolíticos, unos fármacos que inducen de forma selectiva la muerte de células senescentes, es decir, aquellas que han dejado de dividirse y que son las causantes de acelerar el proceso del envejecimiento.

El primer ensayo con senolíticos realizado en seres humanos -y llevado a cabo casi en secreto- se publicó en la revista EBioMedicine a principios de 2019. Catorce personas con fibrosis pulmonar idiopática se sometieron, durante tres semanas, a un tratamiento destinado a eliminar células viejas y tóxicas de sus cuerpos, consistente en una mezcla del medicamento Dasatinib (para el tratamiento de algunos tipos de cáncer) y un suplemento denominado Quercetina.

El resultado reveló que el tratamiento había mejorado la capacidad de caminar y ponerse en pie de los voluntarios, además de otras mejoras relacionadas con su bienestar. Y más aún, hubo indicios de que las células senescentes habían reducido su actividad.

A pesar de la buena noticia, no se trata más que de una prueba piloto que ni siquiera se encuentra en la categoría de ensayo clínico en fase I, es decir, que por el momento no ha demostrado nada de forma oficial. Pero la euforia ha sido tal, que muchos investigadores ven en esta estrategia una solución contra el envejecimiento si se aplica en personas sanas.

La compañía Unity Biotechnology también se ha contagiado de ese entusiasmo, hasta el punto de que ha empezado a desarrollar dos medicamentos basados en senolíticos, uno de los cuales -enfocado a la lucha contra la osteoartritis -se encuentra en un ensayo clínico en fase I.

RTB101, la pastilla milagrosa

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ResTORbio -la compañía biofarmacéutica con sede en Boston y creada por la científica Joan B. Mannick- está realizando estudios sobre un compuesto que podría convertirse en el primer medicamento que cambie para siempre el futuro del envejecimiento. Se trata del fármaco RTB101, destinado a frenar el declive de la respuesta inmunitaria relacionado con la edad, y cuyos resultados podrían estar disponibles en 2020.

Si son positivos y las autoridades sanitarias lo aprueban, en cuestión de años tendremos el primer medicamento para personas dirigido a la biología del envejecimiento y capaz de prevenir enfermedades relacionadas con este factor.

Para comprender la historia de este candidato a medicamento para alargar la vida, hay que remontarse a 1999, cuando la Administración de Medicamentos de Estados Unidos aprobó la rapamicina como inmunosupresor para evitar el rechazo de órganos trasplantados. Durante los ensayos, los científicos descubrieron la molécula mTOR (abreviatura de mammalian target of rapamycin, en español: blanco de la rapamicina en los mamíferos), y se dieron cuenta de que la rapamicina no se parecía a ningún otro medicamento. Al inhibir la vía del mTOR, vieron que se podía prolongar la vida de ratones, hongos, gusanos y moscas, lo que les hizo plantearse probarlo en seres humanos.

Un fármaco para la diabetes capaz de prolongar la vida

En nuestro país, el grupo liderado por Javier A. Menéndez (jefe del Grupo de Metabolismo y Cáncer del programa ProCURE), junto con la colaboración de la empresa Mind the Byte, han dado con otro célebre hallazgo relacionado con la lucha contra el envejecimiento, cuyos resultados se publicaron en la revista Aging Cell en 2018.

En él se mostraba, por primera vez, cómo la metformina (fármaco para el tratamiento de la diabetes) podía regular de forma directa la configuración del ADN para proteger contra tumores malignos y frenar el envejecimiento. Dicho fármaco no solo suprime la producción de glucosa en el hígado y aumenta la sensibilidad de los receptores celulares de la insulina, además mejora la actividad de la AMPK, una enzima capaz de simular los efectos de la restricción calórica, lo que podría explicar esa capacidad de la metformina de aumentar la longevidad en animales de laboratorio.

Por desgracia (o por suerte), ninguno de estos medicamentos hará que seamos inmortales. Ni siquiera evitarán que tengamos arrugas o canas. Pero si prosperan, conseguirán que vivamos más años y que lleguemos a la vejez sin diabetes, osteoporosis, alzhéimer y otras enfermedades relacionadas directamente con el envejecimiento.