Destinar el capital para el ahorro a una inversión en divisas requiere un análisis previo adecuado. Conlleva riesgos por tratarse de un mercado sometido a fuertes fluctuaciones y expuesto a la volatilidad. Ahorrar en euros o dólares, así como en yenes, francos suizos o libras esterlinas, nos dará, a priori, una mayor seguridad.

Si operamos con suficiente acierto, es muy posible elevar nuestras posiciones de ahorro aprovechando el tipo de cambio de las divisas. En cualquier caso, resulta muy recomendable diversificar las herramientas o instrumentos (planes de pensiones, fondos de inversión, letras, bonos u obligaciones…) para ahorrar, con el objetivo de cubrirnos ante posibles pérdidas y mitigar los riesgos.

La terminología

Antes de lanzarnos al mundo de la inversión en divisas, debemos conocer algunos conceptos clave que afectan a este mercado:

  • Tipo de cambio. Precio por el que se intercambia una moneda por otra. Viene definido por la oferta y la demanda y se puede consultar online. Actualmente, el cruce entre el euro y el dólar, por ejemplo, se sitúa cerca de 1,20 dólares por cada euro.
  • Paridad. Cantidad de una divisa que se debe entregar para recibir otra, y que puede ser estable, e, incluso, fijada por el Gobierno. Es el caso, por ejemplo, del yuan renminbi de China, que establece una horquilla de fluctuación respecto al resto de monedas.
  • Depreciación. Disminución del valor de una moneda respecto a otra. Es el caso, por ejemplo, del dólar, que se ha depreciado desde finales de junio de 2020 (cerca de 0,89 euros) hasta noviembre (alrededor de 0,8 euros)
  • Recesión económica. Cuando un país (o un conjunto de ellos que comparten moneda) encadena dos trimestres, o más, de caída en su PIB. Esta circunstancia impacta en la fortaleza de su divisa.
  • Forex. Es el mercado mundial de divisas, en el que operan todas y en el que se regula la compra y venta. Es el acrónimo de Foreign Exchange.

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Mecanismos de inversión

Una vez que tenemos claro que queremos invertir en divisas, pese al riesgo del tipo de cambio, tenemos varias opciones:

  • Comprar billetes físicos. Los tipos de cambio, los costes asociados de la operativa en efectivo y la burocracia desaconsejan esta opción para cuantías muy elevadas. Además, aunque es poco habitual, podemos ver falsificaciones.
  • Cuentas corrientes. Las entidades financieras ofrecen la opción de abrir cuentas corrientes radicadas en divisas. Habitualmente, eligen aquellas más comunes y reguladas, como las señaladas anteriormente (dólares, yenes, libras, francos…).
  • Acciones, futuros y bonos. La operativa con futuros, acciones o bonos vinculados con divisas nos permite entrar en los mercados internacionales. Con esta operativa podemos replicar el comportamiento de la divisa, multiplicarlo o incluso apostar a su caída. Son productos con elevado riesgo y dirigidos a inversores profesionales.
  • Planes de pensiones y fondos de inversión. Los fondos de inversión o planes de pensiones que invierten en países de fuera de la zona euro, indirectamente, están invirtiendo en divisas extranjeras. Es el caso, por ejemplo, de aquellos planes de renta fija (como los que comercializa MAPFRE) que invierten en deuda norteamericana, expuestos al comportamiento del dólar. Muchos cubren parcialmente el riesgo de divisa, y aquellos que lo hacen totalmente suelen cobrar comisiones muy elevadas.

Normativa

Siempre que invirtamos en divisas, resulta relevante conocer la regulación que existe en cada país. En el caso de España, el regulador del mercado Forex es la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), pero, al compartir divisa con otros 19 países, el principal “motor” de la normativa a nivel de la zona euro es el Banco Central Europeo (BCE).

No obstante, la CNMV es la encargada de la supervisión de las operaciones en el mercado y tiene capacidad para analizar, detener o restringir cualquier transacción.