Hay personas que creen que solicitar un préstamo para pagar la deuda contraída con otro préstamo es la solución a sus problemas financieros. Y, aunque técnicamente, es una práctica que se puede hacer, es altamente desaconsejable. Pedir un préstamo tiene sus ventajas, pero también lleva aparejadas unas obligaciones que, en el caso que nos ocupa, son más exigentes.

¿Por qué es desaconsejable pedir un préstamo para pagar deudas?

Solicitar un préstamo para pagar otro es un gran error. Primero, porque si ya existían problemas para subsanar el primero, nada hace pensar que con el segundo vaya a ser más sencillo.

Pero el gran inconveniente de esta práctica es que con el segundo no solo habrá que abonar el capital, sino también los intereses y comisiones de ambos, más los gastos que lleva asociados el nuevo. Es decir, habrá que pagar el doble, entrando así en una espiral de sobreendeudamiento de difícil solución.

 

En el caso de que no se pueda hacer frente a una deuda, existen varias alternativas más recomendables que pedir un nuevo préstamo, como las que comentamos a continuación.

Reducir costes

En una situación de endeudamiento, la prioridad es ahorrar. Puede parecer algo obvio, pero muchos pasan por alto esta alternativa y buscan antes otras soluciones más drásticas.

Es necesario organizar bien las finanzas apuntando gastos e ingresos y eliminando los costes innecesarios. Hay que reducir el nivel de vida aunque al principio pueda resultar difícil, y buscar recursos que faciliten el ahorro, como un Plan de Pensiones MAPFRE, una solución para anticiparse a la jubilación y a las necesidades económicas que surgen cuando finaliza la etapa laboral

Reunificar deudas

Otra de las alternativas que se plantean es reunificar las deudas, es decir, agrupar todos los préstamos en una sola cuota mensual y aumentar el plazo de amortización.

De esta forma, se incrementan los intereses y el número de cuotas, pero a cambio, la cantidad a pagar cada mes será menor y, por tanto, más asumible.

Pedir un anticipo de nómina al banco

Si se trata de una deuda puntual que hay que cancelar de forma urgente, se puede solicitar un adelanto de la nómina a la entidad financiera en la que esté domiciliada. Se concede una cantidad que puede ir desde el valor de la nómina hasta el triple de la misma, sin sobrepasar, generalmente, los 9.000 euros.

Después, habrá que devolverlo en unos meses o, como mucho, un año. Esta operación no suele tener intereses, pero sí comisiones, que pueden ser de hasta el 6 por ciento de la cantidad total prestada.

Prorrogar el crédito

Algunas entidades permiten negociar una prórroga del préstamo cuando no existe forma de hacer frente a la deuda en los plazos establecidos. Así, se gana tiempo para reunir el dinero y devolver el préstamo sin sufrir las penalizaciones por impago.

En muchos casos, las entidades piden que se abonen las comisiones y los intereses generados hasta el momento. Después, conceden la devolución del importe, y fijan una nueva fecha de vencimiento dentro de los siguientes treinta días.

Pedir ayuda a familiares o amigos

No es una de las mejores alternativas, pero es más aconsejable que entrar en una espiral de deudas con el banco. Hay que tener en cuenta que pedir préstamos a familiares o amigos puede dar lugar a malentendidos que pongan fin a la relación, por lo que hay que ser muy cautos y acogerse a esta opción solo en casos de extrema necesidad.

También hay que tener cuidado con Hacienda, ya que puede considerarlo donación encubierta cuando en realidad se trata de un préstamo entre particulares, una figura legalmente reconocida en el impuesto de transmisiones patrimoniales.

Para que la Agencia Tributaria no lo vea como donación, hay que formalizar un contrato de préstamo entre particulares y presentar una copia del mismo en Hacienda junto con el modelo 600 correspondiente al impuesto de transmisiones patrimoniales. En este enlace te contamos cómo hacerlo.

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