Vanguard se disputa la primera plaza en activos bajo gestión mundial con el otro monstruo de las inversiones, BlackRock, rondando cada uno los 8 trillones de dólares, o más de 5 veces el PIB de España.

Esta filosofía de inversión está basada en unos principios básicos que analizaremos a continuación, algo así como los mandamientos que todo inversor debe aplicar.

¿Qué es la cartera Boglehead?

El trasfondo del mensaje de esta filosofía se basa en que vale la pena ser un inversor pasivo y que es posible igualar los rendimientos promedio del mercado, y que es mejor así, ya que en realidad la rentabilidad promedio del inversor final se ha demostrado que está por debajo de los rendimientos medios del mercado.

Detrás de la cartera Boglehead hay toda una comunidad de seguidores que comparten material, libros y toda una batería de herramientas útiles para ayudar al inversor a mover su dinero y rentabilizar su patrimonio.

Los seguidores de Boglehead enfatizan la necesidad de comenzar a ahorrar e invertir cuanto antes mejor, adoptar una asignación de activos apropiada para la edad, indexar y diversificar adecuadamente mientras se minimizan las tarifas y los impuestos. Recomiendan usar calculadoras en línea para determinar la cantidad de ahorro necesaria para jubilarse cómodamente y demostrar el efecto corrosivo de las altas tarifas en la creación de riqueza.

Análisis de los principios de Boglehead

Extraídos de su propia página web, los principios más importantes los detallamos y analizamos a continuación.

  • Reducir gastos e invertir el dinero que ahorremos. Poco que añadir, es la base para plantearnos invertir. Cierto es que recalcan que reduzcamos nuestras deudas en la medida de lo posible, pero aquí hay otras filosofías que diferencian entre deuda productiva y deuda que no lo es, una deuda destinada a la inversión financiera, inmobiliaria o empresarial debería ser productiva, mientras que una deuda destinada al consumo (coche, aparatos electrónicos, etc) no lo es, siendo esta última menos necesaria.
  • Invertir cuanto antes y periódicamente. Aquí la base está en crear un hábito que sin duda redundará en una mayor rentabilidad gracias a la ley de capitalización compuesta.
  • Mantener los menores costes posibles. Es uno de los principios de más lógica y al mismo tiempo más discutidos. Al tratarse de invertir en estrategias pasivas a través de ETFs o fondos indexados, lo lógico es que las comisiones sean más bajas que aquellos con estrategias activas, dado que se dedican más recursos en estos últimos para tratar de batir a sus “benchmarks” o índices de referencia. Como siempre, no hacer un análisis aislado de las comisiones, sino contextualizarlas en la capacidad del ETF o fondo en el que invirtamos es clave. Un ejemplo sería invertir en un fondo que históricamente ha batido a su índice de referencia en un 2% anualizado, mientras que sus comisiones son un 1% por encima de sus comparables de gestión pasiva. Cada cual llegará a sus propias conclusiones, algunos por principios no pagarán más por ese fondo, mientras que otros sí lo harán, confiando en que el equipo gestor seguirá aportando “alfa”, es decir, valor, lo que se traduce en un mayor retorno a largo plazo que más que compensará el mayor coste asumido.
  • Minimizar y aplazar el pago de impuestos. Aquí los fondos de inversión llevan la ventaja, dado que en España existe el régimen de traspasabilidad fiscal, por el cual mientras no se reembolse (venta y abono en cuenta) se puede ir cambiando de estrategia de unos fondos a otros difiriendo la plusvalía fiscal acumulada.
  • Diversificar. Con ello logran reducir la volatilidad, simplificar el proceso de inversión y rondar el promedio de rentabilidad del mercado. Aquí la filosofía de inversión pasiva se puede poner en entredicho, ya que a la hora de decidir si tener un poco más de renta variable o renta fija, más de una región u otra, o de un sector en particular, al final redunda en una toma de decisiones que se parece más a la gestión activa que pasiva, pero es cierto que siempre recomiendan canalizarlo con instrumentos indexados.
  • Simplificar. No incluir demasiados activos en la cartera de inversión, sino diversificar lo justo y necesario.
  • Ajustar la cartera a nuestro perfil de inversión, sin quedarnos cortos o pasarnos del riesgo que debemos asumir. La rentabilidad esperada es directamente proporcional al riesgo asumido. Si bien la realidad es tozuda y hay ocasiones en que la volatilidad del mercado supera cualquier perfil de inversión, como fue en marzo de 2020, con los mercados bursátiles cayendo en picado en días, o en los primeros 9 meses de 2022, el peor periodo en renta fija desde que existen registros.
  • No predecir el mercado. De ahí que aboguen por las estrategias pasivas y no por las activas.
  • Huir del ruido del mercado. Gran consejo. Cuanto más leamos, más noticias negativas encontraremos y probablemente en algún momento nos llevará a tomar decisiones de venta equivocadas que pueden hacer que nuestro plan descarrile.
  • Mantener el rumbo. Como indican, es el más difícil, ya que consiste en no hacer nada y permanecer fiel a nuestras inversiones realizadas, sin grandes rotaciones que nos puedan hacer perdernos avances del mercado o incurrir en costes innecesarios, por no hablar de que nuestro perfil sea modificado justo cuando no debíamos modificarlo.

Conclusión

La filosofía Boglehead es una base sólida de inversión que nos garantizará que si el mundo prospera como lo ha hecho desde la Segunda Guerra Mundial, lo lógico es que obtengamos retornos similares a los registrados por los mercados de renta variable y renta fija desde entonces.

Una forma de canalizar nuestro ahorro e invertirlo puede ser a través de fondos de inversión de MAPFRE.

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