El TIN y el TAE son dos conceptos empleados de manera habitual por entidades financieras y que, sin embargo, no son comprendidos por parte de la población. Por esa razón, es conveniente analizar cuáles son las características de cada término y conocer sus similitudes, sus diferencias y cómo afectan al consumidor.

¿Qué es el TIN?

El Tipo de Interés Nominal, abreviadamente conocido como TIN, hace referencia al pago de intereses sin tener en cuenta el descuento de la tasa de inflación. De una manera sencilla, se puede indicar que cuando se habla de un préstamo, el TIN es el interés que cobra la entidad financiera a su cliente por aplazar los pagos. Esta cantidad económica se indica en cada recibo y se suma a la parte del capital que se amortiza en el mismo.

Es preciso indicar que el TIN no tiene en cuenta los gastos asociados a la operación y que se centra únicamente en el interés acordado con el banco para una operación concreta. Suele aplicarse a préstamos o a hipotecas y aunque su periodicidad pueda variar, normalmente se cobra de manera mensual.

¿Qué es el TAE?

El TAE es el acrónimo de Tasa Anual Equivalente. Es un tipo de interés que indica el rendimiento efectivo de un producto financiero. Para calcularlo se utiliza una fórmula que tiene en cuenta el interés nominal de la operación, la frecuencia de los pagos, las comisiones bancarias y los gastos de la operación. Al considerar todo este tipo de variables, el TAE supone una visión más real del porcentaje que verdaderamente conlleva a cualquier gestión financiera.

Semejanzas y diferencias

El TIN y el TAE son dos términos semejantes que hacen referencia a los tipos que aplica una entidad financiera al realizar una operación concreta. Sin embargo, presentan diferencias notables que deberían ser conocidas por todas las personas que desean solicitar un préstamo, cuentan con una cuenta de ahorro o disponen de una tarjeta de pago aplazado.

El TIN hace referencia únicamente al interés nominal, es decir, el acuerdo firmado. Sin embargo, no tienen en cuenta un gran número de aspectos que también influyen y que pueden hacer que se produzca una notable variación. Por esa razón, el TAE utiliza como base el TIN e incorpora otros factores muy relevantes como son los gastos asociados al contrato, las comisiones bancarias o los gastos de una posible cancelación.

Otro aspecto diferente entre TIN y TAE es su aspecto temporal. Normalmente el TIN se suele considerar de manera mensual, mientras que el TAE se calcula anualmente. Se trata de una disparidad que hace que en ocasiones sea complicado comparar ambos tipos.

Debido a las partidas que incorpora el cálculo del TAE, este tipo de interés es notablemente superior que el TIN cuando se habla de préstamos y de créditos. Sin embargo, cuando ambos términos se relacionan con inversiones, sucede al contrario y el TIN es superior al TAE debido a que a las ganancias obtenidas se le deben restar las comisiones.

¿Debo fijarme en el TIN o en el TAE?

A la hora de realizar una operación financiera es conveniente fijarse en el TAE en lugar de en el TIN debido a que se trata de una representación más real de los servicios que ofrece la entidad. En muchas ocasiones, la publicidad de este tipo de compañías se centra en reflejar únicamente en letras grandes el interés nominal y no tiene en cuenta las comisiones a las que va aparejado.

Sin embargo, de acuerdo con la legislación vigente y la Orden EHA/1718/2010, las compañías financieras están obligadas a publicar el TAE en sus promociones, por lo que suele incluirse en letra pequeña en la parte inferior del folleto.

Conocer las diferencias que hay entre el TIN y el TAE es muy importante a la hora de pedir un préstamo o realizar una inversión. Fijarse en la letra pequeña y tener en cuenta las comisiones puede suponer una gran diferencia económica en el largo plazo. Otro aspecto a considerar en el futuro y que merece la pena ser estudiado con detalle es qué hacer tras la jubilación. En este caso, los Planes de Pensiones MAPFRE suponen una gran solución para garantizar el porvenir.