¿Quieres invertir en Bolsa a corto plazo y no sabes por dónde empezar? La educación financiera es uno de las grandes asignaturas pendientes de muchos españoles, que tradicionalmente se han enfocado en instrumentos de largo plazo, según el estudio ‘Educación financiera y decisiones de ahorro e inversión: un análisis de la Encuesta de Competencias Financieras (ECF)’, elaborado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En ese informe, solo el 3% de las personas señala que ahorra a través de productos financieros complejos, como las acciones, mientras que la mayoría prefiere optar por vías simples como una cuenta corriente.

Sin embargo, invertir en Bolsa está al alcance de todo el mundo: hay tantas opciones como posibles inversores, en cuanto a riesgo, periodo de tiempo, rentabilidad esperada y capital inicial. De hecho, no es necesaria una cantidad mínima de dinero para arrancar: con apenas 10 euros sería posible adquirir una acción que cotice a muy bajo precio y pagar las comisiones del intermediario o bróker.

Pero esta ‘sencillez’ no se debe confundir con ‘simpleza’: hay muchas cosas que sería bueno saber antes de lanzarse a comprar títulos bursátiles, así que vamos a darte una serie de recomendaciones para invertir en el Ibex 35 a corto plazo.

¿Qué es la inversión a corto plazo?

Antes de comenzar a invertir, hay cuatro elementos a tener en cuenta: el horizonte temporal, el capital ahorrado, la rentabilidad esperada y el riesgo que el ahorrador está dispuesto a asumir. Entre estos factores, el primero es el que define una inversión a corto plazo: se considera así cuando el tiempo entre el momento en que se ponen los recursos en algún vehículo de inversión y se recuperan las ganancias (o las pérdidas) es inferior a un año. De hecho, puede ser de tan solo un día: es la llamada inversión intradía, en la que se compran y venden acciones dentro de una sola jornada bursátil con la esperanza de salir ganando, es decir, de vender más caro de lo que se compró. Sin embargo, este tipo de inversión es la más complicada y suele estar reservada para expertos.

Ventajas y desventajas de la inversión a corto plazo

Antes de invertir, siempre hay que hacerse dos preguntas clave: ¿para qué quiero el dinero que pretendo ganar y para cuándo lo quiero?

Por ejemplo, si el objetivo es tener un complemento de cara a la jubilación, está claro que la vía óptima es una inversión a muy largo plazo, en fondos de pensiones. Si quieres el dinero para pagar un viaje que pretendes realizar dentro de 11 meses o un máster que te gustaría comenzar el año que viene, entonces la respuesta es una inversión a corto plazo.

Una vez decidido esto, no hay ventajas o desventajas obvias según el horizonte temporal, sino que todo depende de los otros factores: el capital, la rentabilidad y el riesgo. Con un capital inicial muy pequeño, es mejor optar por el corto plazo, puesto que será difícil sacarle una rentabilidad atractiva a lo largo de muchos años o incluso de décadas. En cuanto a la rentabilidad y el riesgo, todo depende de los instrumentos en los que se invierta.

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Tipos de inversión a corto plazo

La inversión a corto plazo debe hacerse en instrumentos que tengan una liquidez elevada. La liquidez marca la capacidad de recuperar tu dinero: por ejemplo, las acciones de Bolsa se consideran muy líquidas, pues normalmente pueden venderse en cualquier momento; los fondos de pensiones, en cambio, son poco líquidos, porque sólo se puede acceder a los recursos en el momento de la jubilación.

Además, hay dos tipos básicos de instrumentos en los que es posible invertir a corto plazo:

La renta fija

Son los bonos que emiten las empresas y los gobiernos (las famosas letras del Tesoro) para financiarse a cambio de dar una rentabilidad a los compradores. Estos instrumentos suelen tener un riesgo bajo, pero la rentabilidad también es pequeña.

El plazo más corto de las letras del Tesoro es de 3 meses. Esto quiere decir que el Tesoro Público emite unos “bonos” a una rentabilidad fija que pagará en ese plazo concreto de tiempo. Así, si has comprado 1.000 euros en letras del Tesoro a 3 meses, que ahora ofrecen una rentabilidad del 3,49%, pasado ese tiempo recibirás tu inversión inicial más ese porcentaje. Es decir, 1.034,9 euros.

La renta variable

Al contrario que la renta fija, la variable no ofrece una rentabilidad ya marcada en un plazo de tiempo. El ejemplo más claro son las acciones de la Bolsa, cuyo precio varía cada día en función de la oferta y la demanda. Por todo ello, este tipo de inversión es más arriesgada, pero también puede proporcionar rentabilidades mucho mayores.

¿En qué acciones invertir a corto plazo?

Una vez que has tomado la decisión de invertir a corto plazo, porque (imaginemos) necesitas conseguir la mayor rentabilidad posible en el menor tiempo, esta es la siguiente pregunta lógica. Y es la más difícil de contestar: si todo el mundo supiera la respuesta, habría millones de nuevos millonarios (valga la redundancia) cada mes.

Pero sí hay algunos consejos que te podemos dar:

  • El primero (y el más obvio) es: asesórate. Invertir en Bolsa a corto plazo es arriesgado y no existen los milagros, así que es mejor confiar en el consejo de un profesional.

  • Opta por acciones con alto volumen de compra-venta. Hay empresas que, por la razón que sea, generan poco interés en los inversionistas, y por tanto su precio varía muy poco en el día a día. Es difícil conseguir con ellas las rentabilidades esperadas en poco tiempo, así que es mejor buscar compañías populares porque el precio de sus acciones es más susceptible de subir (o bajar) en un corto plazo.

  • Aprende a hacer análisis técnico. Los brókers intentan predecir el comportamiento de las acciones a partir de un análisis basado en el estudio de los patrones gráficos de su evolución en Bolsa, en la comparación entre las empresas de un mismo sector y en el estudio de los “fundamentales” de la compañía. El objetivo es (tratar de) conocer si una empresa está infravalorada o sobrevalorada en Bolsa con respecto a sus competidoras, pero también con respecto a su situación económica y financiera actual, y así poder apostar por compañías “infravaloradas”, con la esperanza de que suban en el mercado en poco tiempo.

  • Busca diversificar el riesgo. Hay unos instrumentos llamados ETFs o fondos de inversión cotizados, que replican el comportamiento de un índice o un sector determinado. A través de ellos, es posible invertir en Bolsa diversificando la apuesta, para no depender de la evolución de una única empresa.

Al final, este dato sirve para hacerte una idea de lo que puedes esperar de cada inversión o de diferentes estrategias. Es resumen es un dato útil, que aporta valor añadido, pero que dista de ser infalible para analizar productos de inversión.

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