Vender un inmueble es una tarea larga y tediosa. Además de las molestias que supone tener que enseñar la casa a posibles compradores hay que sumar los trámites, documentación, o la necesidad de tener ciertos conocimientos del valor del mercado para que la venta sea exitosa.

Para ahorrar estos esfuerzos, muchos prefieren contratar los servicios de una inmobiliaria. Sin duda, una opción que agiliza en gran medida el proceso de venta y allana el camino, pero que tiene una parte oscura: las comisiones.

¿Cuánto cobra una inmobiliaria por vender un piso?

Si consiguen vender la propiedad, las agencias pueden cobrar la cantidad que estimen oportuno en concepto de comisiones, dado que no existe una regulación al respecto.

En España, estos honorarios suponen de media entre un 3 y un 7 por ciento del precio final de venta, incluso hay agencias que cobran un 3 por ciento extra al comprador.

Algunas inmobiliarias establecen, por ejemplo, una comisión fija del 5 por ciento para todos los inmuebles, sin tener en cuenta sus características; y otras fijan la comisión en función de la ubicación de la casa, su precio de venta, el estado en el que se encuentra, etc.

Inmobiliarias online: la alternativa para ahorrar comisiones al vender un piso

El limbo legal en el que se encuentran las comisiones inmobiliarias ha propiciado la aparición de un nuevo agente: las inmobiliarias online. Su particularidad es que cobran honorarios fijos, con paquetes de servicios concretos por un precio hasta un 80 por ciento más reducido que las comisiones tradicionales.

Sus tarifas oscilan entre 1.000 y 2.000 euros si se paga al inicio de la venta, y entre 4.000 y 8.000 euros si se hace con la firma de las arras.

Estos precios reducidos son posibles gracias a que las agencias online no cubren todos los trámites de la venta, a diferencia de las inmobiliarias tradicionales, que incluyen todo: la tasación, el acompañamiento de la escritura, la gestión de los trámites, las visitas, el asesoramiento legal, la negociación, la redacción de contratos, y un largo etcétera.

Una alternativa interesante, pues hay ciertos trámites o gestiones que no pueden ser de utilidad para algún vendedor. Por ejemplo, un propietario que elija hacer él mismo las visitas al piso se estará ahorrando miles de euros.

En las agencias online lo que se ofertan son paquetes de varios servicios y a precios cerrados, donde el cliente elige lo que de verdad necesita y paga acorde a ello. Por ello, es una excelente forma de ahorrar comisiones inmobiliarias en la venta de una casa.

Comisión inmobiliaria o cuota fija, ¿qué es mejor?

Aunque las agencias online ofrecen, a priori, precios más reducidos, no siempre es la mejor forma de ahorrar comisiones. Por eso, antes de lanzarse a esta opción hay que valorar dos aspectos fundamentales: los servicios que necesitamos y el precio de nuestra vivienda.

Por ejemplo, tenemos un inmueble de un valor de 300.000 euros que queremos vender:

  • Si contratamos una agencia online y estamos dispuestos a realizar algunas tareas y trámites, como enseñar el piso a los posibles compradores o realizar algunos trámites administrativos, pagaríamos unos 4.000 euros por cerrar la operación.
  • Si contratamos una inmobiliaria tradicional, si esta nos cobra unas comisiones del 3 por ciento, tendríamos que abonarle unos 9.000 euros.

Pero supongamos que tenemos una vivienda de un valor de 100.000 euros:

  • La agencia online nos cobraría unos 4.000 euros (si estamos dispuestos a realizar algunas tareas nosotros mismos).
  • La inmobiliaria tradicional, por su parte, nos cobraría 3.000 euros, suponiendo una comisión del 3 por ciento.

Es decir, en este último supuesto, sería más rentable contar con los servicios de una agencia tradicional que, además de resultar más económica, nos solucionaría todos los trámites y gestiones necesarios para la venta del inmueble.

Además, también es importante contar con un Seguro de Hogar MAPFRE para disfrutar de la casa en unas condiciones óptimas para la venta. Gracias a esta póliza es posible solventar los daños por agua, atascos, rotura de cristales, incendios o subida anómala de la corriente eléctrica, entre otros.

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